Cataluña
Muy pesada por Alfonso Ussía
En el motocliclismo impera una costumbre desde muchos atrás. Como toda costumbre puede perderse, pero no parece el caso. El piloto ganador recibe de los comisarios de la carrera o de su propio equipo una bandera de su país y da la vuelta de honor al circuito con ella. Nadie está obligado a hacerlo, por otra parte. La exhibición de la bandera es consecuencia de la alegría que se siente después de ganar un Gran Premio sobre una moto que alcanza los trescientos kilómetros por hora. Y el que la exhibe, no sólo está feliz con su actuación, sino orgulloso de mostrar a qué nación pertenece. Más aún, cuando el equipo está subvencionado –no me gusta «esponsorizado»–, por una gran empresa de esa misma nación.
Daniel Pedrosa, piloto del equipo Repsol, no había tenido hasta ahora problemas con la bandera de todos, que es la española. Pero se supone, por su última actuación, que la Bandera de España le produce algún imprevisto rechazo. Triunfó brillantemente en el Gran Premio de Aragón, en el que aventajó a otro español, Jorge Lorenzo, líder de la clasificación del Campeonato del Mundo. Previamente, en la carrera de Moto-2, otro catalán –Pedrosa nació en Sabadell, según tengo entendido– Pol Espargaró, paseó la bandera con orgullo y plena naturalidad. Es probable que Pol sea más fuerte físicamente que Dani, de acuerdo con la excusa ofrecida por éste al ser preguntado por su olvido de pasear la bandera. «No me he dado cuenta, y además, suelen pesar demasiado y te obligan a dar toda la vuelta en primera marcha. Por otro lado, no me quiero meter en estos asuntos». Ignoraba que la Bandera de España fuera uno de esos asuntos en los que Dani Pedrosa no se quiere meter. Antaño se metía y no le pesaba tanto.
Sería de agradecer que su promotora, la empresa Repsol, encargara a cualquiera de las muchas grandes fábricas textiles de Cataluña, una Bandera de España liviana, confeccionada a medida de la fuerza de Dani Pedrosa, que sufre en demasía con su peso. Una bandera de lana pesa más que una de seda, y ello no puede ser motivo de discrepancia o discusión porque está demostrado. Si lo que le pesa a Dani Pedrosa es el palo en el que está adaptada la bandera, Repsol haría muy bien en encontrar en el mercado una madera más ligera. Un palo de madera de álamo o abedul, pesa menos que un palo de roble o de castaño. Nadie desea que Dani Pedrosa, por soportar el peso de la Bandera de España, derrape y se escoñe en plena celebración de uno de sus muchos triunfos deportivos. Es más; si Repsol no encuentra en el mercado una bandera a la medida de Pedrosa, con mucho gusto me comprometo a regalársela a la multinacional petrolera para que se la haga llegar. Pero me preocupa más el mensaje final de su justificación. «No me quiero meter en estos asuntos». ¿Qué asuntos, señor Pedrosa? Se trata simplemente de una costumbre y de un detalle de cortesía. Usted es español, y espero que lo siga siendo durante mucho tiempo. Su empresa es española, su afición mayoritariamente española, sus ingresos por publicidad de España provienen, y somos los españoles los que hemos celebrado con mayor alegría sus victorias. Los italianos llevan su bandera, y los alemanes, y los franceses, y los británicos. Los españoles también, excepto usted «porque pesa mucho y no quiere meterse en estos asuntos».
Pues mis asuntos, que también los tengo, me dicen con toda claridad que termine este artículo de la siguiente guisa: Pedrosa, que le den.
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