Los funcionarios tampoco irán a la huelga

Los funcionarios se han visto maltratados por el Gobierno tras el recorte del 5% de su sueldo –en función de las categorías han perdido entre 36 y 220 euros al mes– pero de ir a la huelga esto supondría perder aún más dinero, motivo suficiente para no ir al paro. El Comité Ejecutivo Nacional de CSI-CSIF, sindicato más representativo en el conjunto de las administraciones públicas, ha acordado recientemente no apoyar la huelga general. Las razones que da es que no se puede pedir más a los trabajadores públicos. Los funcionarios creen que la convocatoria llega tarde, con dos años de retraso. Además, los más de 2,8 millones de funcionarios públicos ya tuvieron su propia huelga el 8 de junio.

Mientras, los sindicatos convocantes intentan ganar adeptos y atemorizar a los ciudadanos avisando de que paralizarán el transporte. Tanto es así que ayer se convocó una asamblea en el aeropuerto de El Prat, el segundo por número de pasajeros de España, para llamar a la paralización del aeródromo.

El secretario general de UGT Cataluña, Josep María Álvarez, confía que el 29 de septiembre se «paralice el aeropuerto» porque no habrá medios de transporte para acceder al mismo y los aviones no podrán salir por falta de personal de tierra y controladores. «Las personas que tengan un billete para ese día lo deberían cambiar y las compañías aéreas deberían tener presente la convocatoria y no vender billetes para ese día», ha dicho Álvarez.El dirigente de UGT se ha mostrado «convencido» de que la huelga será un «éxito de participación que hará reflexionar al Gobierno» sobre las medidas que ha tomado y dar marcha atrás en la reforma laboral como ha hecho con tantas otras cosas. «Las reformas que se están poniendo en marcha son inútiles para salir de la crisis y para crear ocupación, son injustas porque recortan derechos laborales, y los trabajadores entienden que tienen que paralizar el país», dijo Joan Carles Gallego, secretario general de CC OO Cataluña.

Mientras, en Madrid, el líder de UGT, Cándido Méndez, ha considerado que el mensaje sindical para intentar obligar al Gobierno a rectificar en su política económica «sigue calando», al igual que «sigue creciendo» la indignación de los trabajadores.