
Disturbios
Burlas ofensas y provocaciones
Los laicistas agredieron sin piedad a los peregrinos en Sol

MADRID- Se podían prever sus ganas de armar jaleo pero no tanto como para que vinieran preparados de casa con lo necesario para «liarla» a lo grande. Una vez más, la asociación de Ateos y Librepensadores (AMAL), Europa Laica, Redes Cristianas y muchos integrantes del 15-M se salieron ayer con la suya gracias a la permisividad de Dolores Carrión. La delegada del Gobierno en Madrid dio luz verde a estos grupos para que organizaran la marcha laicista que acabó en un claro insulto a la Igliesia y a los peregrinos de la JMJ. Una manifestación que, según los convocantes, no era para protestar por la visita del Pontífice, sino por la financiación pública de la misma. Sin embargo, los asistentes demostraron con sus actos que lo que rechazan es a los católicos y a sus creencias y que el propósito de la marcha «antipapa» era burlarse de la Iglesia.
La marcha que ellos mismos calificaron de «pacífica» cuando la convocaron se tornó en continuos insultos y ataques contra los peregrinos de la JMJ y la Policía. Pero no quedo ahí la cosa. La plaza de Canalejas y después la calle Carretas se convirtieron en una batalla campal después de que los manifestantes «pacíficos» comenzaran a lanzar botellas, bengalas y todo tipo de objetos contra los agentes de la UIP. Resultado: siete manifestantes detenidos por atentado contra agente de la autoridad y siete heridos, dos de ellos policías. Los mandos policiales se vieron obligados a aumentar el número de agentes desplegados ante los altercados y de los cinco grupos iniciales de la UIP desplegados para la manifestación, se amplió a once.
Todo comenzó sobre las siete de la tarde en la plaza de Tirso de Molina. Allí se repartieron mitras de cartón en las que se podía leer «abortar es mi libertad, es mi decisión» y se levantaron pancartas que rezaban «Papa okupa» y «de mis impuestos al Papa cero». Durante toda la marcha los laicistas no cesaron de insultar y provocar a cada joven participante en la JMJ que se encontraban en el camino, pero todo empeoró a medida que iban llegando a Sol. Uno de los momentos más tensos se vivió a la altura del Casino de Gran Vía, hasta hace pocos meses «okupado» por individuos que más tarde se sumaron al 15-M. Allí, un manifestante (Miguel P.G. de 41 años y con numerosos antecedentes policiales por robos con violencia e intimidación) lanzó una botella de vidrio contra un agente de la UIP, según la Jefatura, por lo que fue detenido. Por su parte, la delegada del Gobierno, fiel a su costumbre de permanecer callada cuando en las calles de Madrid ocurren altarcados, no dio orden a la Policía de intervenir, permitiéndo así que increparan a los miles de jóvenes católicos que estos días visitan la capital. Los agentes sólo pudieron detener a quienes agredían directamente y quienes se dedicaron a insultar, quemar banderas de la JMJ y proferir todo tipo de ofensas contra los cristianos quedaron impunes.
La Policía acabó ordenando el cierre de la estación de Sol y la batalla campal se extendió por Canalejas, Espoz y Mina y Carretas. En estos enfrentamientos se detuvieron a otras cinco personas más y hasta casi las doce de la noche muchos accesos a Sol permanecían cortados.
✕
Accede a tu cuenta para comentar