Valencia
Enrique Ponce: «Los aficionados vivimos para el toro»
El diestro celebra hoy su vigésimo aniversario de alternativa toreando mano a mano con El Juli
Tal día como hoy hace veinte años tomaba la alternativa en su plaza de Valencia un jovencísimo Enrique Ponce, que con el paso del tiempo, y después de que le costase lo suyo, logró consolidarse como máxima figura del toreo.
–¿Se le han hecho largos estos veinte años?–No mucho, porque han sido muy intensos. Ahora, habiendo pasado tanto tiempo, miro para atrás y la verdad es que han pasado tantas cosas...
–Como a casi todos los chavales de ahora, a usted también le costó despegar después de tomar la alternativa.–Tuve la suerte de que no tardé demasiado en coger el vuelo. Fue un año y medio más o menos. Cuando tomé la alternativa en 1990 en Fallas tuve que esperar hasta la Feria de Julio para torear una tarde en la que me quedé en solitario con seis toros, y gracias a aquel día pude coger algunas sustituciones. Antes de esa fecha sólo había toreado cuatro corridas. El golpe de suerte vino en las Corridas Generales de Bilbao del año siguiente; me proclamé triunfador, y a partir de ahí empecé a torear más.
–¿Es más complicado llegar o mantenerse?–Mantenerse, porque para llegar dependes de tener un poco de suerte o saber aprovechar una tarde concreta; pero mantenerse es otra cosa, porque cada año te exigen más.
–¿Cuáles han sido las tardes cruciales en su carrera?–Aparte de las que le comentaba antes de Valencia del año 90 y la de Bilbao del 91, hubo también otras muy importantes, como las de Fallas de 1992 o mi primera salida a hombros en Madrid.
–Ha triunfado en todas las plazas importantes, pero, ¿cuál ha sido su plaza talismán?–Yo diría que ha habido cuatro plazas: Valencia, Bilbao, Madrid, que ha sido una plaza importantísima en mi vida y la que me consolidó; y México, donde he vivido tardes inolvidables.
–Con Las Ventas siempre ha tenido una relación difícil.–Tampoco es que haya sido difícil, es sólo que se me ha exigido mucho, pero porque yo les he dado mucho y en Las Ventas saben lo que puedo dar de mí. En mi carrera he salido por la puerta grande tres veces, pero podrían haber sido diez de no ser por la espada. Ahí han quedado faenas históricas, como aquella famosa de 1996 al toro «Lironcito» de Valdefresno, y otras tantas a toros de Samuel, de Sepúlveda, etc. Lo cierto es que siempre me he sentido muy respetado en Madrid.
–A estas alturas de su carrera, ¿tiene algún reto?–Sobre todo vivo el presente, no miro hacia lo que puedo llegar a alcanzar, sino que trato de mantener la ilusión que tengo por ir mejorando cada día, que es lo que realmente persigo. El estar bien conmigo mismo y ser capaz de subir nuevos peldaños.
–En dos décadas ha compartido cartel con toreros de épocas muy diferentes. ¿Quién se lo ha puesto más difícil?–Todos los toreros con los que he mantenido una rivalidad directa me lo han puesto complicadito. He toreado con toreros más veteranos, con otros contemporáneos míos y ahora con los más jóvenes, pero ninguno se ha dejado ganar la pelea nunca. Si me pregunta por nombres le digo que con los que más he rivalizado ha sido con César Rincón, Jesulín, Joselito... y más recientemente Juli y José Tomás.
–En veinte años sus cifras son abrumadoras: diez años pasando de cien corridas, por ejemplo.–Es algo que no se planifica, nunca lo pensamos hasta que un día vi que llevaba nueve años pasando de las cien y, a mediados de la temporada diez, decidimos intentar llegar a esa cifra, pero es algo que nunca me ha llamado la atención. No va mucho con mi forma de ser ni de concebir el toreo alcanzar ese tipo de récords. Lo que ocurre es que era una cifra muy concreta y era bonito llegar a ella, como por ejemplo ahora, que me faltan 43 corridas para llegar a las dos mil, es bonito llegar hasta ahí, pero ya está.
–¿Cómo ve el panorama en Cataluña?–Es un tema del que se está hablando mucho y creo que no se llegará a prohibir nada porque sería restringir las libertades de muchas personas. Además, las explicaciones que dan los abolicionistas no tienen peso alguno y no son nada convincentes. Dicen que pobrecito del animal, que sufre y que se preocupan por él, pero no es así. Esa gente no tiene ni idea de lo que es un toro bravo y no les importa un pepino, los que realmente nos preocupamos por el toro somos los aficionados, los toreros y los ganaderos, que somos los que vivimos para él. En cualquier caso, y pese a que me parece vergonzosa la actitud de estas personas, creo que estamos reaccionando bien ante esta situación.
–Este año la Feria de Fallas girará en torno a usted, ¿es mayor la responsabilidad?–Muchísimo mayor. Para mí torear en Valencia siempre ha sido una gran responsabilidad, y este año mucho más porque toreo tres tardes: una mano a mano con Juli, otra con Castella y Manzanares, y luego la de los siete toros. Son tres tardes que me hacen mucha ilusión, pero que también tienen un plus de responsabilidad enorme.
–Siempre ha dicho que tiene clavada la espinita de cortar un rabo en Valencia.–Sería una ocasión buenísima. Desde luego, ocasiones para hacerlo las he tenido, pero por culpa de la espada se han esfumado.
–¿Como cuánto de lejos está la retirada?–No me lo planteo. Quiero vivir el presente tarde a tarde. Voy a torear esta temporada como todas las demás, tratando de disfrutar y de dar lo máximo de mí. Pero por ahora no pienso en el adiós.
–¿Se ha planteado qué hará una vez retirado?–No. Seguro que seguiré vinculado al toro. Tengo ganadería y es un buen medio para mantener ocupado el espacio que deje el toro en mi vida. Me siento muy agradecido al toreo, por eso seguiré estando ahí.
✕
Accede a tu cuenta para comentar