Argentina

«Me gustaría más concordia pero eso en España es pedir peras al olmo»

Luis de Pablo, compositor de un centenar largo de obras, está "feliz"de que le hagan homenajes como los que le rendirán esta semana en el Auditorio Nacional y de haber llegado "estupendo"a los 80 años, pero está triste por la "poca concordia y solidaridad"que hay en España. "Vuelve una división", barrunta.

"Me entristece mucho y quisiera, sobre todo, que la oposición no fuera tan sistemáticamente 'opositora' y que hubiera más concordia, pero eso en España es pedir peras al olmo. Vuelve una división y todos deberíamos colaborar en evitarla pero el peor pecado de los españoles es la insolidaridad", lamenta el artista bilbaíno, integrante, junto a Cristóbal Halffter, de la Generación del 51.Sí tiene claro que la situación económica "viene impuesta por las grandes financieras americanas", que no es culpa de su país: "En España nos conformamos con la corrupción local, que es muy poquita cosa en comparación, pero, claro, provoca mucha desconfianza..."Está, dice, "muy agradecido"porque "tanta gente amable"se haya acordado de que es "más viejo que la tos" y le den homenajes como el que han promovido la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), la Fundación Autor, la Orquesta de Euskadi y el Auditorio Nacional de Música en ese recinto los próximos jueves y viernes."Sería masoquista si no me gustaran y, la verdad, es que desde el cumpleaños -el 28 de enero- no paran", presume uno de los autores españoles más vanguardistas y, a la vez, "eslabón en una gran cadena de tradiciones musicales".Él, que fue pionero en España en servirse junto a un grupo de artistas, en los años 60, de los ordenadores -"más grandes que un campo de fútbol"- para averiguar sus posibilidades creativas, reniega de esa tecnología."Hice una obra, 'Tornasol', con aquellos chirimbolos y entonces comprendí que no era mi camino, porque es meter un intermediario terrible en mi trabajo. Necesito tener en mi mano la música y un lápiz para corregirla. Es como si para comer un huevo tuviera que recurrir a una grúa".Tiene teléfono móvil pero ni ordenador ni correo electrónico "y no es fobia a la tecnología", explica, sino que preserva "la poca intimidad que nos van dejando". "Veo a esas parejas de novios que cada uno va hablando con el móvil con otra persona y dan ganas de darles un tortazo. Aprovecháos, daos un beso, que sólo se vive una vez", insta.El autor asegura que en su vida no ha hecho otra cosa "más que trabajar" y de ello dan fe sus más de cien obras, entre ellas cinco óperas, cuatro cantatas, varios conciertos... a los que se suman las bandas sonoras de 26 películas.Su música es serial y aleatoria, es decir, de un orden sonoro muy diferente al clásico convencional, hecha para "sentir", no para que se "entienda"porque, insiste, en arte "no hay nada que entender, simplemente se vibra o no"."Una de las cosas que tiene nuestra vida actual es que es muy difícil saber donde está el público porque es muy borroso e inasible. Mi música se oye con cierta frecuencia no sólo en España, sino en Francia, Italia o Argentina y no se nada de ellos. Hablar de lo que le gusta al público o de lo que escucha es hablar por no callarse".De Pablo emprendió un camino rompedor, junto a compositores como Antón García Abril o Carmelo Bernaola, porque quería ser "vanguardista", aunque al principio no sabía muy bien cómo pero cuando conoció la música de Bela Bartok le cautivó y supo que esa sería siempre su "senda"."Nunca me he arrepentido aunque quizá lamento mi forma de contactar con ella porque fue muy trabajoso. En España todo lo que se salía de cura y militar era muy difícil aunque no me las estoy dando de mártir".Le complacen todas sus obras, aunque quizá de lo que más orgulloso se siente es de haber escrito la primera ópera en castellano ("Kiu", 1983) y de haber producido "tanto": "Hay hijos más guapos que otros pero a todos les quiero".