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Cal y arena
El Gobierno de Rajoy celebró ayer su segundo Consejo de Ministros y al término del mismo, los españoles conocimos la primera tanda de recortes para atajar la crítica situación por la que atraviesa el país. Sabíamos que cuanto más se alejara el déficit real del previsto (6%), más duras serían las medidas. Como la cifra ha sido el 8% y cada punto de diferencia supone 10.000 millones, resulta fácil entender que algunos de los regalos de Reyes de este año se parezcan al carbón, Esta columna podría titularse poniendo el énfasis en que el Gobierno devuelve a los pensionistas su derechos a recuperar el poder adquisitivo de sus pensiones, que suprime el canon digital o que congela el salario mínimo. Personalmente me gusta que haya disminuido un 20% las subvenciones a partidos, sindicatos y patronal empresarial. Es verdad que me habría satisfecho una rebaja mucho más alta, pero tampoco está mal. También me parece bien que se reduzcan en un 18,9% las estructuras administrativas y órganos directivos. Está claro que nadie quería el paquete en cuyo interior estaba la subida de impuestos. Significa que el Ejecutivo subirá el IRPF en todos su tramos; y el IBI. En ambos casos, para 2012 y 2013 como medida extraordinaria y si transcurrido este tiempo las cuentas cuadran, es probable que bajen. Porque un Gobierno liberal como el de Rajoy es partidario de que los ciudadanos tengan más dinero en las manos para que crezca el consumo como forma de reactivar la economía, por lo que está claro que si han adoptado una decisión contraria a su manera de actuar es porque no le ha quedado más remedio. Los funcionarios tampoco estarán felices porque seguirán con el sueldo congelado y verán aumentar la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales. Pero no está mal en un país en el que más de cinco millones de personas están desesperadas por carecer de un puesto de trabajo.
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