
Crítica de cine
El tatuaje de la discordia
El barítono Evgeni Nikitin no abrirá Bayreuth por llevar grabada una esvástica

Como si de una premonición se tratara, «El holandés errante» de Wagner lo está más que nunca. Se preguntarán que por qué. Se lo contamos. El cantante que iba a interpretar el papel principal se ha visto obligado a renunciar a cinco días de la apertura del festival de la verde colina. El motivo no ha sido otro que un molesto tatuaje. O más bien cabría decir inapropiado o poco conveniente. El barítono ruso Evgeni Nikitin, acostumbrado al heavy metal y a un pasado alocado como skin, con su cabeza rapada al más puro estilo, se hizo tatuar en sus tiempos de juventud una esvástica en un lado del pecho. Orgulloso la lucía hasta que decidió grabarse encima otro dibujo menos polémico. Dice que fueron cosas de la edad y que un error como éste lo comete cualquiera. Sin embargo, en Bayreuth de poco han servido sus explicaciones.
Error de juventud
En el festival centenario no han querido problemas y han decidido cortar por lo sano y han abierto la puerta a Nikitin, tatuado casi de cabeza a pies (fíjense en la imagen que acompaña a esta información). El holandés vaga en busca de intérprete que salve la apertura a pocos días de que se levante el telón. El barítono ruso renunció a interpretar el papel tras admitir que no había caído en la cuenta de las «irritaciones que podía desatar, especialmente en un lugar como Bayreuth», en alusión al papel desempeñado por el festival durante el nazismo. «Fue un error de juventud del que me he arrepentido muchas veces», ha explicado el cantante en un comunicado. Según parece, la dirección de Bayreuth no había caído en la cuenta de ese símbolo y contrató al barítono «por su calidad interpretativa y gran presencia escénica», explicaron fuentes del festival. El relevo, a cinco días del estreno, reaviva el tema más clásico de Bayreuth: las relaciones con el nazismo de un festival que los herederos de Wagner pusieron literalmente a los pies de Hitler. El antisemitismo acompaña al apellido Wagner desde tiempos del compositor, que nunca disimuló su escasa simpatía por los judíos, aunque su exponente más extremo fue Winifred Wagner –nuera de Richard–, quien dirigió el festival entre 1931 y 1944, es decir, los años del Tercer Reich.
«El holandés errante» es el único estreno de la presente temporada, a la espera de que en la próxima se dé un nuevo empuje al festival por coincidir con el 300º aniversario del nacimiento del compositor.
✕
Accede a tu cuenta para comentar