Elecciones andaluzas

El «hat trick» por Toni Bolaño

La Razón
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Carme Chacón escuchó en silencio el discurso de Griñán el primer día del congreso de los socialistas andaluces. Estaba en primera fila a pesar de estar convaleciente de una reciente operación. No dijo nada. Griñán tampoco se lo pidió. Sin embargo, en ese silencioso lenguaje de gestos quedó claro que Chacón y Griñán están más unidos que nunca. Esta unión se tradujo ayer en votos. Griñán consiguió su «hat trick». Ya es presidente del PSOE andaluz, presidente del PSOE y presidente de la Junta de Andalucía.
Rubalcaba intentó impedirlo. Dejó hacer a los suyos en una defensa a la desesperada. Trató de aparecer como líder de todos mientras ordenó afilar los cuchillos. De puertas afuera, co-mo siempre, se lavará las manos. El apoyo que reclama para él no le pareció oportuno que lo tuviera Griñán. Por eso, ayer Rubalcaba volvió a perder y escuchó, alto y claro, que no es el líder del PSOE. Quizás, fue el principio del fin de un mandato de un número dos que nunca tuvo que ser número uno. Rubalcaba constató que nunca será el líder de los socialistas. Su problema no es Griñán. Tampoco Chacón. Su problema se llama Alfredo Pérez Rubalcaba. Ayer, por enésima vez, perdió la confianza de los militantes, que saben que es el peor líder de la historia del PSOE y que no están dispuestos a seguirlo porque se ha convertido en un hombre invisible, inodoro e insípido. Algunas crónicas apuntan a que Griñán ha tenido un voto de castigo del 30%. Les invito a leerlo de otra forma: Rubalcaba ha tenido un castigo del 70%. Su fracaso ha consolidado a Griñán y el chaconismo. El error de los rubalcabistas de buscar el cuerpo a cuerpo con Griñán los deja fuera de la ejecutiva. Rubalcaba no estará en la ejecutiva andaluza. Tampoco en la catalana, ni en la valenciana, ni en la madrileña. Sin embargo, el descontento traspasa ya los límites de estas autonomías, las de mayor influencia, y alcanza a líderes que le dieron apoyo en el último congreso. Las encuestas son claras. El PSOE no levanta cabeza. Tiene una losa encima. Se llama Rubalcaba.