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La Sagrada Familia lista para el Papa

Aunque no estará finalizada hasta, al menos, 2026, Benedicto XVI abrirá al culto la obra que imaginó Gaudí.

Hermanos Bonet: el arquitecto y el párroco Jordi y Lluís Bonet i Armengol son hijos del discípulo de Gaudí, Lluís Bonet i Garí. Jordi Bonet llegó al templo de la Sagrada Familia tras ser director general de patrimonio artístico de la Generalitat de Jordi
Hermanos Bonet: el arquitecto y el párroco Jordi y Lluís Bonet i Armengol son hijos del discípulo de Gaudí, Lluís Bonet i Garí. Jordi Bonet llegó al templo de la Sagrada Familia tras ser director general de patrimonio artístico de la Generalitat de Jordilarazon

La Biblia de piedra modernista ideada por Antoni Gaudí, emblema por méritos propios de Barcelona hasta el punto de ser el monumento que mayor numero de visitantes acoge al año, está cada vez más cerca de convertirse en una realidad. Criticada por unos –como Josep Pla o Jaime Gil de Biedma– y aplaudida por otros –como Salvador Dalí o Man Ray–, este templo todavía sin acabar conocerá el próximo domingo uno de sus días más importantes: su apertura al culto de la mano del Papa Benedicto XVI.

No es la primera vez que un Papa lo visita. Hace 28 años, el 8 de noviembre de 1982, Juan Pablo II rezó el ángelus en este templo durante una lluviosa jornada con un edificio sin cubrir. Ahora, Benedicto XVI verá una obra mucho más avanzada, en la que las últimas técnicas en informática están ayudando a hacer realidad las atrevidas y originales propuestas arquitectónicas de Gaudí.

Gracias al cubrimiento del templo, se podrá acoger en su interior a más 8.000 fieles en 4.500 metros cuadrados destinados al culto y con propuestas tan espectaculares como un coro de 900 personas situado a 15 metros de altura. De esta manera, el Papa podrá ver que se han finalizado las bóvedas del crucero y del ábside, sobre las que tienen que levantarse la torre del cimborio central, coronada con una cruz a 170 metros de altura, y la del ábside, dedicada a la Virgen María.

La torre central estará rodeada por otras cuatro torres, dedicadas a los evangelistas. Quedará también por construir la fachada de la Gloria. Muchos sueñan que todo esto sea una realidad en 2026, coincidiendo con el primer centenario de la muerte de Gaudí.

El relevo de Gaudí
Al frente de toda esta obra, tomando el relevo de Gaudí, se encuentra el arquitecto Jordi Bonet, hijo de quien fuera uno de los colaboradores del genio modernista en esta obra. Con 85 años, Bonet demuestra una energía envidiable.

Cuando se le pregunta por la visita del Papa asegura que ese día «será un momento para pensar en las cosas agradables, en el respeto entre unos y otros porque la Sagrada Familia debe ser un ejemplo para la paz». Bonet se hizo cargo del proyecto en 1985. «Cuando llegué, el templo estaba lleno de deudas. El entonces cardenal Jubany recibía muchas presiones para que se dejara todo tal y como estaba, pero fue la voluntad del pueblo la que logró que saliéramos adelante.

La Sagrada Familia no se podía quedar solamente en las maquetas de escayola restauradas de Gaudí. La gente sigue dando dinero para que continuemos construyendo, y cada vez tenemos más visitantes. Como he dicho muchas veces, con la apertura al culto evitamos que esto sea un parque temático», admitió a este diario el arquitecto.

Bonet sigue al pie de la letra las indicaciones de Gaudí, aunque también recibe el apoyo de las nuevas tecnologías. «Gaudí era consciente que nunca vería esta obra acabada, ni un solo tramo terminado. Pero dejó las cosas listas para que sus sucesores siguieran su camino. Nosotros no nos inventamos nada, seguimos sus maquetas, sus planos y su uso de la geometría como ciencia exacta», apuntó Bonet.

Lo que no podía imaginar Gaudí era lo que el futuro y los avances tecnológicos podrían deparar a su proyecto. El ejemplo más evidente es el paso del trazado del tren de alta velocidad. Tras la polémica, ya se ha tunelado y no ha sucedido nada, aunque hay expertos, entre ellos el propio Bonet, que no se atreven a cantar victoria, porque dicen que las reacciones del subsuelo son lentas, requieren años.

La Sagrada Familia también la hacen los artistas. Las vidrieras que verá el Papa llevan la firma del maestro Joan Vila-Grau, de quien se ha instalado recientemente la que ha dedicado a la Resurrección, un trabajo que impacta por su riqueza cromática.

Las otras dos grandes firmas en el templo son dos escultores. En la fachada de la Pasión se encuentran las figuras realizadas por Josep Maria Subirachs, también responsable de la gran puerta de bronce por la que entrará Benedicto XVI, en la que está grabada en varios idiomas la oración del «Padre Nuestro». En los pomos de esta puerta se han hecho coincidir las letras A y G, como homenaje a Gaudí.

Picapedrero llegado de oriente
El otro escultor de la Sagrada Familia es el japonés Etsuro Sotoo, quien llegó a Barcelona fascinado por la obra del artista modernista y con la intención de trabajar como picapedrero. Lo convirtieron en el responsable de las esculturas de la fachada del Nacimiento. Sotoo, en declaraciones a LA RAZÓN, recordó que «llegué aquí en 1978. Buscaba poder trabajar la piedra, solamente picar. Yo no sabía qué estaban construyendo, ni tenía conocimientos del castellano».

Le impresionó comprobar pronto los puntos de unión que existían entre Gaudí y el mundo japonés, «ambos con un gran respeto a la naturaleza, paciencia y humildad». El artista japonés se convirtió tiempo después al catolicismo, lo que le ha ayudado a comprender mejor las intenciones de Gaudí. «Este templo no es únicamente piedra: hay que intentar comprenderlo, especialmente en su intención de mantener la vida y la fe con nosotros. Es un templo que hacemos para hacernos nosotros mismos».

La cripta
El Papa también podrá ver una zona de la Sagrada Familia destinada desde 1890 al culto. Es la cripta. Allí descansan los restos de Gaudí y de Josep Maria Bocabella, promotor de la obra. Su párroco es Lluís Bonet, hermano del arquitecto Jordi Bonet, y quien vive en un pequeño edificio que en su día fue el taller de Gaudí. El párroco cree que la llegada del Papa demostrará que la idea del artista «no son piedras muertas, porque pasa a ser una realidad viva para las personas al ser un lugar que acoge la liturgia y la celebración. La presencia del Papa aviva la universalidad de la Sagrada Familia».

Para este veterano religioso, el templo «es una Biblia de piedra que debe acabarse y saber explicar. Desde aquí tenemos que proponer la fe y el diálogo. Ha pasado el tiempo en el que todo era cristiano. Ahora hay que saber explicarlo a los demás».

La Sagrada Familia, como toda la obra de Gaudí, permanece intrínsecamente unida a la imagen de Barcelona y es uno de sus principales atractivos turísticos, aunque, como dice el presidente de la Junta Constructora, «debe ser algo más, debe tener fuerza propia», intrínseca, en el sentido de la fraternidad humana y de la caridad evangélica.

«Hablaremos del AVE si el Papa nos lo pregunta»
La tuneladora del futuro tren de alta velocidad ha sido una de las grandes protagonistas de la historia más reciente y polémica de la Sagrada Familia. Hace pocos días que pasó por el templo, sin embargo, el peligro no ha pasado, como reconoce el arquitecto Jordi Bonet. El responsable de las obras no buscará polémica ante Benedicto XVI. «Solamente hablaremos del AVE si el Papa nos lo pregunta.

De momento no ha sucedido nada gracias a que la Unesco ha traído técnicos que han permitido que todo se hiciera con cuidado. No sabemos qué puede pasar en el futuro porque el subsuelo reacciona con lentitud. Aquí ha habido una agresión a un suelo que no es como el de Nueva York, que es de piedra, sino un terreno malo con arena muy fina».

Hermanos Bonet: el arquitecto y el párroco
Jordi y Lluís Bonet i Armengol son hijos del discípulo de Gaudí, Lluís Bonet i Garí. Jordi Bonet llegó al templo de la Sagrada Familia tras ser director general de patrimonio artístico de la Generalitat de Jordi Pujol. Los dos hermanos han estudiado y escrito sobre la producción gaudiniana. El actual rector Lluís Armengol es uno de los promotores para la causa de la beatificación del artista modernista.

Etsuro Sotoo
Este escultor japonés es el responsable de parte de las figuras que pueden verse en la fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia, que están integradas en el templo. También restauró las esculturas que fueron salvajemente atacadas durante la Guerra Civil en 1936.