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Sarkozy declara la guerra a los predicadores radicales
PARÍS- Nicolas Sarkozy quiere que el drama de Toulouse sea un «caso aislado». Por eso, apartando las polémicas y dejándoselas «a sus autores» – sus opositores en la carrera presidencial, fundamentalmente – el presidente francés anunció ayer nuevas medidas para completar las ya propuestas la semana pasada para combatir la apología del terrorismo en internet y los viajes de adoctrinamiento a países extranjeros.
El mandatario galo recibía en el Elíseo a los distintos servicios policiales y judiciales que participaron en la localización y cerco a Mohamed Merah. Les rindió homenaje e invitó a obviar las controversias surgidas acerca de la operación. Sarkozy confirmó que se van a acelerar los procedimientos de expulsión de extremistas por cuestión de «orden público», lamentando que actualmente se valen de la lentitud de los formalismos administrativos. «Debemos ser más eficaces» remachó el dirigente galo, que ha pedido a los servicios secretos y de contra-espionaje que verifiquen detalladamente la situación de toda aquella persona que pueda representar un «riesgo potencial». Además, está dispuesto a cerrar las puertas de Francia a quienes sostengan un discurso «infamatorio» contra el país galo o contra los valores de la República. «Francia no tiene vocación a acoger a quienes profanen sus reglas fundamentales», dijo en alusión a un grupo de predicadores, como Youssouf Al Qaradaoui, dirigente espiritual de los Hermanos Musulmanes instalado en Qatar, o Mahmoud Al Masri, salafista de origen egipcio, a los que ha prohibido la entrada y que debían participar en un congreso de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia a principios de abril.
Sarkozy, que promete ser implacable contra los excesos del islamismo, también ha intervenido para impedir la organización de una manifestación de mujeres con burka que pretendía protestar contra la muerte de Mohamed Merah.
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