España
El triángulo equilátero por Benito Floro
Dos Eurocopas seguidas y un Mundial con la misma idea de juego son los vértices de un imaginario triángulo en que la calidad individual se une al acoso inmediato, a la pérdida de balón en juego y a la posesión del balón para crear la jugada del gol, como partes iguales en la importancia del proyecto de juego. España es un ejemplo de esas tres cosas que deben usarse para entender mejor lo que es jugar al fútbol y, sobre todo, para jugarlo. En el fútbol marroquí se le llama toro al rondo, en referencia a la cita que le hace el torero al toro para que embista. Se puede decir, con el máximo respeto para la combativa Italia, que el rondo ha podido con la embestida. Suena chocante que uno de los países futbolísticos en los que al fútbol se le da un buen nivel de trabajo profesional, no esté siendo capaz de apostar por un cambio en la manera de jugar; de entender que no se puede basar todo en jugar replegados y al contraataque.Y por aquí no estaría de más que algún que otro editorialista pidiera disculpas al seleccionador, porque sí tenía claro lo que quería hacer y lo ha hecho.
Si uno revisa ahora, con la perspectiva del pasado más reciente, lo que se dijo de él cuando en el primer partido España jugó sin un delantero clásico, y lo que se dirá hoy, por lo menos hay para un: «usted perdone, estaba equivocado». Porque un juego de combinación como el del RM de la época de la «Saeta» o el del Barça de anteayer, puede fácilmente realizarse con un delantero habilidoso que se salga de los marcajes de los centrales, es más, si se apura, debe realizarse así, salvo que los jugadores de las bandas sean jugadores de colgar balones.
España, con Vicente, lo ha hecho perfecto y ha merecido para bien del fútbol este título.
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