Bolivia

El parásito que«machaca» el hígado

La Razón
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Llega el verano y con él un aumento del consumo de «verde». Pero hay que tener cuidado con los vegetales que comemos, pues, según han descubierto en la Unidad de Parasitología de la Universidad de Valencia, algunos vegetales y plantas acuáticas, como berros silvestres o el diente de león (entre otros), albergan un parásito, la fasciola, que ataca al hígado de forma agresiva. Pese a ser conocido en países en vías de desarrollo, según explica Santiago Mas-Coma, director del Programa de Lucha y Control de las Enfermedades Tropicales e Investigador de la Ricet (Red de Investigación de Enfermedades Tropicales perteneciente al Instituto de Salud Carlos III) «en España hemos registrado unos 400 casos, especialmente en el norte». Si en los años 90 la fasciola había provocado 2.500 casos de infección, en países como Bolivia, Egipto, Irán o Vietnam, «ahora son 17 millones en el mundo, como mínimo», enfatiza el experto.
El responsable: el cambio climático. Mas-Coma señala que «los estadíos larvarios del parásito se dan en caracoles de agua y éstos son poliquilotermos, es decir, no son capaces de regular su temperatura, sino que se adaptan al ambiente. Basta un aumento de un grado para que proliferen las larvas. Y con el recalentamiento global es más fácil que ocurra».
Los caracoles van dejando las formas infestantes que se adhieren a los vegetales luego se ingieren. Su viaje por el organismo tiene dos fases: migración y estado. El parásito atraviesa la pared del intestino. Después la cavidad abdominal. Busca el lóbulo hepático más próximo y penetra haciendo un túnel a través del tejido del hígado. Fiebre, dolor y dilatación del vientre son algunos síntomas. Luego se deja caer en el conducto biliar y pone sus huevos. «Esa fase de estado puede llegar a durar 13 años y medio. Y cuando las fasciolas están dentro de la vesícula, la sintomatología cambia, ya que se obstruyen los conductos y a la larga puede derivar en cirrosis, piedras en el riñón, etc.», concluye.