Estreno

Mater amantísima

Autora y directora: Paloma Pedrero. Reparto: Isabel Gálvez, Fabia Castro (Maiken Beitia, Marta Castellote). Iluminación y escenografía: Covadonga Mejía. Teatro Guindalera. Madrid.

Isabel Gálvez y Marta Castellote
Isabel Gálvez y Marta Castellotelarazon

Hace ya años que el teatro de Paloma Pedrero habita en la otra habitación. Su obra invade con la necesaria falta de pudor territorios reservados al tabú cotidiano, a la intimidad más esquiva de sus personajes, consciente de que sólo llegando a lo que en principio nunca se cuenta se puede comprender la realidad del hombre y –en este caso el matiz va más allá de la corrección política– la mujer de nuestro tiempo. Dramaturga y directora de escena instalada en la desazón del habitante contemporáneo de este occidente nuestro tan enfermo de afectos, su obra suele construirse sobre encuentros que acaban en catarsis.

«En la otra habitación», un nuevo texto de la autora, es un drama actual con gotas de humor. El encuentro es entre madre e hija y se produce con una invasión territorial: Paula se ha citado con un futuro amante en la buhardilla de su hija, Amanda, pero ésta, que regresa inesperadamente, rechaza la posibilidad de que su madre sea además una mujer con vida propia. Hay, como siempre, más ángulos y alguna sopresa. Pedrero dota de profundidad a sus criaturas: lejos de la bimensionalidad, tienen volumen y claroscuros. La inteligente Amanda es, además de una joven brillante, una conspiradora con claros síntomas de inmadurez; su madre, por su parte, no ha sabido dedicarle el tiempo y ternura necesarios, empeñada en la comprensible tarea de labrarse un futuro y defender unos ideales, aunque esconde la semilla de esa progenitora amorosa que Pedrero no quiere desterrar, al contrario que hacía Bergman con la gélida protagonista en «Sonata de otoño». En ese conflicto sin malvados hay esperanza, aunque también momentos que rozan la tragedia y algún punto de edulcoramiento materno-filial con pinceladas de feminismo en lo que parece un final sin serlo, pues la obra aún esconde giros inesperados.

Trabaja Pedrero con su compañía habitual, Teatro del Alma, y siempre prescinde de artificios para dar relevancia al actor, lo que permite descubrir, en este caso, a intérpretes de dos generaciones, como Fabia Castro, todo sentimiento como la herida Amanda, e Isabel Gálvez, muy completa en su atacada Paula. Se alternan con Maiken Beitia y Marta Castellote, reparto que quien firma no ha visto, aunque el trabajo de Pedrero es de complicidad y respeto con sus actores.
 

lo mejor:
la capacidad de Pedrero para ahondar en las emociones cotidianas
lo peor:
el final en falso, con exaltación materno-filial y pinceladas feministas