Bruselas
Somoza codifica los deseos en «El cebo»
Siempre que escribe una novela se enfrenta a dos preguntas que se repiten libro tras libro y a las que el autor responde con un no. La primera es si es cubano, pues nació en La Habana: «Cortázar no es belga, aunque naciera en Bruselas», ilustra Somoza; y la segunda es si tira de oficio (es psiquiatra) a la hora de escribir, aunque apenas ejerció. Con «El cebo» (Plaza & Janés) rompe la tradición, y confiesa haber utilizado la mecánica de la profesión para revelar la psique de sus personajes. Personajes que hablanEl autor de «Clara y la penumbra» plantea un tiempo en el que la tecnología ha quedado obsoleta y un descubrimiento revolucionario es la clave que utiliza la policía para detener a psicópatas y delincuentes: «El deseo humano se ha sintetizado en una fórmula matemática, como el genoma, que también es un código que resume a la perfección lo que somos. Con el ‘‘psinoma'' saben cuáles son los deseos de cada uno y pueden representarlos para atraer a quien quieran», explica. «Todos mis personajes me han hablado alguna vez, y, en esta ocasión, la protagonista me ha hablado intensamente. Por ello, opté por usar la primera persona, cosa que no hacía desde hace tiempo, para mostrar sus contradicciones que me parecían fascinantes», asegura. Nunca se ha considerado un escritor tipo Julio Verne, que profetizaba el futuro en sus libros; a Somoza, más que el futuro le interesa la metáfora: «Plantear, como en los espejos de feria, cómo uno puede verse reflejado con mucha más crudeza que en los libros aparentemente realistas. ‘‘El cebo'' es una metáfora de la tentación en imagen y palabras para conseguir algo de los otros».
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