Barcelona

De bandazo en bandazo

La Razón
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Uno pensaba que, después de este verano tan reparador, los ministros y el Gobierno entero estarían más serenos y asentados, deseosos de corregir los cientos de errores que cometieron el curso pasado. Pero se ve que no, el patio está tan revuelto como siempre, y ya hay dos ministros con la cartera preparada para irse, y otros a la espera de nuevos acontecimientos. Zapatero no quiere hacer crisis, pero el Gobierno se le cae a trozos. Una remodelación para abordar el tramo final de la Legislatura parece razonable. Serviría para soltar lastre, reducir carteras e introducir sabia nueva en el Gabinete a fin de evitar los sobresaltos de los últimos tiempos. Pero no estamos en eso. Seguimos cultivando el arte de la improvisación, especialidad preferida por los muchachos de Zetapé. De bandazo en bandazo hasta el caos total. No había crisis, y ha resultado ser una crisis de caballo. No había que hacer recortes, pero nos llegó el recorte más bestial de la democracia. Tampoco había que permitir que los ayuntamientos se endeudaran, y ahora resulta que sí que pueden. Sobre todo los socialistas. Madrid, Valencia y otros del PP no podrán pedir ni un euro a los bancos. Pero Barcelona y Sevilla, lo que quieran. Para eso son socialistas. Algo muy ecuánime, como se ve. Sólo les ha faltado decir: «Ningún consistorio podrá endeudarse, salvo los que estén gobernados por el Partido del presidente del Gobierno». Estamos en año electoral y hay que gastar como sólo los socialistas saben. O sea, mejor que nadie. ¿Pero no habíamos quedado en que ahora se imponía la austeridad? Conste que las medidas de recorte de Zeta me parecieron siempre un tanto alocadas, como casi todo lo que sale de la factoría monclovita. Es lógico que se reduzcan ministerios y ministros, administraciones autonómicas y locales, televisiones y radios oficiales, coches y comidas de altos cargos, viajes y embajadas en el exterior. El gasto corriente superfluo y sin sentido sobra, pero no el gasto de inversión que crea empleo y riqueza, que debería ser potenciado en momentos como el actual. Más o menos lo que está haciendo Obama en Estados Unidos: un ambicioso programa de modernización de infraestructuras para dinamizar el sector de la construcción y crear empleo. Pero aquí decidieron lo contrario. Pepiño se puso manos a la obra y amputó sin ton ni son el plan de Aves y Autopistas, después de haber tirado 8.000 millones de euros en aceras innecesarias. Para de inmediato tener que reaccionar en sentido contrario. Algunas de las obras canceladas ahora son recuperadas. Eso sí, permitiendo sólo aquellas que afectan a las autonomías del PSOE. Más o menos como sucede con el endeudamiento municipal. Los ayuntamientos socialistas pueden endeudarse. Los del PP, a aguantarse.

El problema es que tanto cambio termina hartando a los ciudadanos e incluso a muchos socialistas. El abucheo de ayer al presidente del Gobierno por parte del mundo de los sindicatos habla por sí solo de cómo están las cosas. Zapatero se ha cerrado la mayoría de las puertas. Ha engañado y decepcionado a todos. Y ahora sólo quedan damnificados. Cuatro millones de parados, empresas quebradas, cajas en números rojos y un país paralizado, sin ilusión ni ganas de nada, desorientado en medio de la crisis, harto de ir a la deriva, de bandazo en bandazo.