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La bronca política rompe la tregua electoral en Francia
PARÍS- Era una frágil tregua electoral y, por eso, no ha tardado en fisurarse. La «unidad» a la que prácticamente todos los candidatos a la Presidencia de Francia llamaban el lunes a raíz del crimen de Toulouse apenas ha durado veinticuatro horas. El tiempo justo para acudir, en el caso de Nicolas Sarkozy, cuya campaña está suspendida hasta mañana, y del socialista François Hollande, a un oficio religioso en una sinagoga de París y respetar el minuto de silencio decretado ayer en todas las escuelas de Francia.
El presidente francés eligió un colegio público aconfesional, pero junto al museo de la Shoah, en el centro de París. Lo que debía ser un discurso oficial y tranquilizador fue criticado por la oposición por sus tintes casi intimidatorios. «Ha pasado en Toulouse, en una escuela confesional, con niños de familias judías. Pero eso podía haber ocurrido aquí», asestó el líder galo ante un auditorio de alumnos de primaria y secundaria a quienes la glacial frase debió aterrar. Para rematar dijo: «El asesino se ha ensañado con una niña pequeña. Hay que reflexionar sobre ello». Desde el Partido Socialista las críticas no se hicieron esperar acusando al jefe del Estado de querer instrumentalizar el drama de Toulouse y de volver a enfundar su traje de candidato para convertir lo que había de ser un homenaje en un «traumatismo». «En estos momentos de unidad nacional, hubiera preferido un discurso republicano más que en un registro emotivo», dijo la socialista Dominique Bertinotti, alcaldesa del distrito, que presenció la intervención del presidente.
«Así no se habla a unos niños. El deber de los adultos es proteger, no angustiar», exclamó en una red social la secretaria general de Los Verdes, Cécile Duflot. Tras reunirse con Sarkozy en el Elíseo, las principales autoridades de las comunidades judía y musulmana denunciaron una incipiente utilización política de la tragedia. François Hollande también recibió una andanada por parte del partido de Sarkozy, la UMP, por no haber cancelado una entrevista en televisión. Ambos asistirán hoy en Montauban a los funerales por los tres militares paracaidistas abatidos por el «asesino de los cuatro días».
Sin embargo, el primero en hacer temblar dicha tregua fue el candidato centrista, François Bayrou, al explicar que la matanza de Toulouse hunde sus raíces en una sociedad «enferma por las divisiones» avivadas por algunos responsables políticos que «señalan con el dedo en función de los orígenes» y «atizan las pasiones». Invectivas que no tardó en censurar el ministro de Exteriores, Alain Juppé. «No añadamos lo inmundo a lo horrible» en un intento de desacreditar al líder centrista, que, a diferencia de sus principales adversarios, no ha cancelado los actos de su campaña.
Tampoco lo ha hecho el representante del Frente de Izquierdas (coalición comunista), Jean-Luc Mélenchon, para quien continuar adelante con su agenda es «un acto de resistencia intelectual y afectiva».
Israel se indigna con Ashton
La clase política israelí en pleno mostró ayer su indignación por el paralelismo trazado por la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, entre la matanza de Toulouse y la muerte de jóvenes en la franja de Gaza. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el ministro de Defensa y el de Exteriores expresaron su «indignación» por la comparación y Ashton se vio obligada a corregir sus palabras. La Alta Representante de la UE lamentó ayer la «distorsión» y negó que hiciera una comparación entre el suceso y el conflicto árabe-israelí.
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