Elecciones andaluzas
Valderas en Ferraz por Santiago Talaya
Casi a la misma hora en que Griñán se dejaba querer como líder nacional del PSOE el pasado viernes, la EPA, la encuesta de población activa, tumbaba su ambigua aunque indisimulada ambición. Porque el setenta y cinco por ciento de los parados del tercer trimestre del año son andaluces. Una vergüenza sin paliativos para nuestra autonomía, a la que sólo le va quedando el orgullo –habitual complemento de la ignorancia– de vacuos lemas radiofónicos cada vez menos escuchados y que ya casi nadie cree. Con sólo el citado dato provoca hilaridad que los partidos que sostienen el inane Gobierno de la Junta (comprueben cada martes al sol las referencias de los consejos de gobierno) sigan asegurando que «tenemos nuestro propio camino» o que «Andalucía marca el rumbo». ¿Cuál, el del treinta y cinco por ciento de desempleo? Pero, además, con esta cifra, ¿cómo piensa irrumpir el socialismo meridional en ningún discurso de vertebración del Estado? ¿Qué argumentos piensan poner encima de la mesa los Griñán, Díaz, Jiménez y compañía sin arriesgarse a que inmediatamente después les saquen los colores por tantas trasferencias de renta estatales y tantas subvenciones europeas tiradas al cubo de la basura de un retraso diferencial que hemos sido incapaces de corregir en tres décadas? Dejémonos de zarandajas. Si hay algún territorio en el que la crisis de la izquierda realmente existente se muestra con todo su drama ése es Andalucía, donde, si el PSOE gobierna, lo es gracias a la Izquierda Unida de Diego Valderas, a quien, suponemos, ningún sillón espera en Ferraz. Al contrario, ya ha dicho el vicepresidente de la Junta que las elecciones gallegas y vascas demuestran que la izquierda alternativa se está abriendo el paso. Más pronto que tarde se verá obligado a cerrárselo a su presidente Griñán.
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