Londres

Cameron reanuda las relaciones con Rusia tras el «caso Litvinenko»

David Cameron ha dado muchos apretones de manos desde que se ha convertido en primer ministro británico, pero ninguno fue tan significativo como el que protagonizó ayer con Dmitri Medvedev. El «premier» y el presidente ruso se saludaron efusivamente en Moscú poniendo un punto y aparte a la fría relación (congelada para ser más exactos) que existía entre los dos países desde el «caso Litvinenko». El antiguo espía ruso Alexander Litvinenko, muy crítico con el Kremlin, murió en Londres en noviembre de 2006 tras ser envenenado con polonio-210.

El «premier» británico, David Cameron, y el presidente ruso, Dimitri Medvedev, durante la rueda de prensa celebrada ayer en el Kremlin
El «premier» británico, David Cameron, y el presidente ruso, Dimitri Medvedev, durante la rueda de prensa celebrada ayer en el Kremlinlarazon

Durante el encuentro hubo incluso bromas, pero en lo relacionado al polémico caso, ninguno dio su brazo a torcer. Londres reclama a Moscú la extradición del empresario ruso Andrei Lugovoi, el principal sospechoso en el asesinato, pero Medvedev aseguró que «esto nunca ocurrirá».

Aun así, no se puede decir que la primera visita de un líder británico desde 2005 no fuera fructífera. Con Medvedev, Cameron echó mano de su don de gentes. Le sacó una sonrisa y el presidente le respondió con un compromiso para reiniciar la cooperación antiterrorista. Ambos firmaron además una declaración conjunta sobre la mejora del clima inversor y el impulso de la modernización tecnológica a través de la cooperación en sectores como la ciencia, la aeronáutica o la energía.

Por su parte, el encuentro con Vladimir Putin fue más sobrio, pero se abordaron las medidas para impulsar los contactos entre empresarios de ambos países. Al fin y al cabo, era para eso para lo que había ido el «tory». Su intención quedó bastante clara cuando eligió como compañero de viaje a una nutrida delegación de jefes de la City que incluía a empresas como Royal Dutch Shell, Rolls-Royce y British Petroleum, cuyas oficinas en Moscú fueron registradas en agosto por las Fuerzas de Seguridad rusas.


David, ¿un espía del KGB?
Fue tal el «feeling» entre Cameron y Medvedev que el ruso bromeó al responder a una pregunta de un periodista sobre los intentos del KGB de contratar al «premier». «Estoy seguro de que David hubiera sido un muy buen agente. Pero en ese caso él nunca hubiera sido primer ministro», dijo. Según la Prensa, los soviéticos intentaron persuadir al líder «tory» para que cooperara con el KGB durante un viaje a Yalta en 1985.