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El «tour» planetario de Vallvey

«La velocidad del mundo»Ángela Vallvey F. José Manuel lara144 páginas, 14,90 euros.

La Razón
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Evidentemente, en los viajes, son los lugares quienes emprenden el «tour» por el alma de sus usuarios. A través de paisajes animados o personificados, esa es la ruta planetaria que emprende Vallvey, con los poemas datados a pie de página en lugares seguramente visitados, pero que resultan intercambiables por eso mismo. Cada sitio aparece como el marco en que se gestó el poema y desaparece velozmente, en estampas impresionistas, que dejan un poso recurrente, aquí y en Pekín: la necesidad del amor y la imposibilidad de compartir la mirada. Cuando, so pretexto de Tailandia, por ejemplo, se advierte: «Nada podría contener /tanta vida de pronto», y resulta palpable que «la tierra está caliente /igual que carne voluptuosa», pronto surtirá un cáustico contrapunto de estado carencial y soledad amorosa. Allí, «las lechuzas acechan con ojos de rubíes», mientras que en Japón se averigua que «una mujer hermosa es como un hacha / que siega la vida»; o, en Vietnam, que «el amor no carece de ritos funerarios». Eso es lo que se persigue («algún sueño al que abrazarme»): que el amor surtiese tan espontáneo y natural como la belleza torrencial de cada nuevo destino ignoto. Sin embargo, se comprueba –por ejemplo, en Irlanda– la fisura insalvable entre «el tiempo que se esfuma / a lomos del caballo negro / que es el universo» y «mi mirada, un animal pequeño».

Con todo, la euforia del viaje es un buen narcótico que propicia el desdoblamiento del amante-viajero sobre sí mismo: «Es la hora del pleamar, de juntar mis manos / con las tuyas. En lengua coloquial: amor, literatura, viajes». No es mal consuelo.

Sobre la autora
 Aunque éste es su quinto poemario, Ángela Vallvey es más conocida como novelista
Ideal para...
comprender que lo importante de los viajes es el poso impresionista de cada viajero
Puntuación 8