Barcelona

Hace 40 años

La Razón
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Un día como hoy, hace 40 años, los habitantes de Cornellà pasaron una terrible noche. El Llobregat la inundó y la arrasó. Familias enteras quedaron sin nada. Muchas también sin casa. Muchos, muchísimos, sin trabajo. Todo quedó manga por hombro. El régimen decidió que la inundación no había existido. Quizás que nadie muriera y que la construcción de la autopista fuera la culpable de los demoledores efectos de la riada, fuera la razón de fondo, y de peso, para correr un tupido velo.

A pesar del silencio, una ola de solidaridad se desató con Cornellà. Vecinos y foráneos plantaron cara al régimen que les daba la espalda. Recuerdo que mis padres –y yo de paquete– fueron desde Barcelona con su «seiscientos» a echar una mano a unos amigos que vivían en el barrio de Almeda. No había mucho que dar porque no había nada para dar. Se arrimaba el hombro y se hacía de la amistad el mejor remedio para superar la situación.

Donde quedó todo arrasado hace 40 años hoy hay industrias punteras, El Corte Inglés y un barrio nuevo con servicios de calidad. La crisis también hace mella, pero Cornellà es resistente. Siempre ha salido adelante. Creció al amparo de la arbitrariedad urbanística y ahora goza de zonas verdes, servicios, la línea férrea soterrada, un tranvía que la une con Barcelona y varías líneas de metro. Hasta la Ciudad Satélite, una infame construcción tardo-franquista, tiene hoy otra cara y hasta ascensores porque sus jóvenes habitantes de hace 40 años, ahora no son tan jóvenes. El Llobregat sigue ahí. Ha recuperado la vida y ha dejado de ser un estercolero. Por suerte, la riada es sólo un recuerdo.