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Gatillazos

La Razón
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Mourinho pintó la cara al Sevilla, ¡qué ocurrencia!, y Camacho a Mourinho, al darle una lección táctica sirviéndose de una plantilla muy inferior. La consecuencia de la derrota del Madrid en Pamplona es que el Barça le ha hecho un siete, los puntos que le lleva de ventaja, más el «golaverage», y que la Liga es más azulgrana que «Mou» madridista. Y frente a un rival que te obliga a sumar cinco o cinco puntos y medio cada dos partidos, el empate en Almería fue un lapsus, siendo benévolo, y la derrota ante Osasuna, un gatillazo. Para no faltar, definición RAE de gatillazo: «Malograrse la esperanza o concepto que se tenía de alguien o algo». Sí, ya, y también: «Dicho de un hombre: fracasar en su intento de practicar un coito». O sea, que Mourinho ha fallado en el instante más inoportuno, justo cuando recibió el refuerzo, la «vitamina Adebayor», obtenida después de marcar las cartas y de eliminar a Valdano, lo que le convertiría en un tahúr, «que es muy diestro en el juego», o «jugador fillero». Fullería es «la astucia, cautela y arte con que se pretende engañar». Lo que en lenguaje coloquial redundaría en trilero, «tahúr que dirige el juego del trile», ese «juego callejero de apuestas fraudulentas». Fraude por parte de Mourinho no ha habido; pero sí desengaño. Parecía infalible, por su palmarés y sus soflamas, y resulta que es mortal, como Pellegrini, como Quique Sánchez Flores... No, como Quique, no. Una cosa es ser mortal y otra, oler a muerto.