
España
Déficit exterior

En el furor del debate económico se habla relativamente menos del déficit de la balanza de pagos, «resuelto» por la recesión y su impacto multiplicado en las importaciones. Pero siempre se ha dicho que se trató de un obstáculo a nuestro desarrollo durante el crucial siglo XIX, contribuyendo al retraso de España con respecto al resto de Europa. El profesor Leandro Prados de la Escosura somete esta hipótesis a prueba en «Spain's International Position, 1850-1913» (Discussion Paper Series, Nº 7591, www.cepr.org), reconstruye y estima las balanzas comercial y por cuenta corriente entre mediados del siglo XIX y la Primera Guerra Mundial, un período marcado por el déficit hasta 1890 y el superávit hasta 1913, y concluye que los datos refutan esa vieja tesis, entre otras razones porque la restricción exterior depende de la ausencia de flujos de entrada de capital y estabilidad de los términos del intercambio: nada de esto sucedió en la realidad española. Ni sucede. «La idea de que la integración española en los mercados internacionales contribuyó a desacelerar el crecimiento económico parece equivocada. Cabe sugerir que sin el déficit por cuenta corriente –es decir, sin el influjo de capital extranjero– España habría crecido a una tasa menor durante la segunda mitad del siglo XIX. Cuando esos flujos se agotaron, la inversión debió descansar exclusivamente en el ahorro local, frenando la acumulación de capital y el crecimiento económico».
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