Libros

Badajoz

La otra matanza de Badajoz

Tres historiadores rebaten la leyenda, aportan cifras nuevas y desmontan la crónicas de los periodistas

La Razón
La RazónLa Razón

El eco que sobrevive de aquel asalto es una historia negra. Habla de una plaza de toros con ametralladoras en los tendidos, soldados clavando banderillas a los prisioneros y mujeres con peineta contemplando la macabra faena. Una escena que alimentó la imaginación de una población sobrecogida por los horrores de la guerra. Francisco Pilo, Moisés Domínguez y Fernando de la Iglesia han abordado ese episodio en «La matanza de Badajoz» (Libros Libres). Cuatro años de estudio y de recopilación crónicas periodísticas. «Lo de la plaza de toros es un mito. No hubo miles de muertos. Se fusiló a personas. Según hemos comprobado, entre 50 y 60. En la plaza de San Juan murieron más, cerca de 80. La plaza de toros no fue usada para fusilamientos», dice De la Iglesia. El estudio se centra en el trabajo de los periodistas. «Entraron 22 corresponsales». El más conocido fue Jay Allen. Fue él quien el 30 de agosto escribió en el «Chicago Tribune» el artículo que cimentó la leyenda: «Tras la primera noche, la sangre alcanzó un palmo de espesor en el lado más alejado de la plaza. No lo dudo. Allí se asesinó a 1.800 hombres (había mujeres también) en unas doce horas. Hay más sangre que lo que uno pueda pensar en 1.800 cuerpos». Ahora estos investigadores rebaten esa cifra. «Allen no entró en Badajoz el 14 de agosto», explica Pilo. Y De la Iglesia aclara: «Escribió uno de los reportajes más importantes de la guerra, pero se lo inventó entero, porque hemos demostrado que no estuvo allí. Redacta un artículo lleno de matices exagerados porque dio por buenos los rumores que escuchaba de las personas que salían de la ciudad, pero no pudo confirmar nada. Cuando acceden a las calles, no ven pruebas que atestiguen el asesinato de miles de personas. Le preguntaron a Yagüe si se habían fusilado a 2.000 y él mismo, sorprendido, lo negó».Sensacionalismo¿Qué fundamentó la historia? Para De la Iglesia no hay duda: el trabajo de Jacques Berthes, Jay Allen y el artículo que escribió Indalecio Prieto «con tintes sensacionalistas» sobre lo que había ocurrido en la plaza de toros. «En la guerra fue tan importante la propaganda como los combates. Lo que los periodistas ven son las escenas de la desolación del asalto. Indalecio Prieto llamó "circo de sangre"a Badajoz para defender mejor Madrid, que iba a ser atacada. Badajoz fue la primera gran ciudad de la República que cayó. Eso era fundamental para la propaganda. Los enviados franceses contribuyen a la leyenda al afirmar que el Frente Popular estaban matando a la gente en la calle», asegura Pilo. De la Iglesia insiste en otro aspecto: «Hay una propaganda nacional y otra extranjera. La República usa este hecho a nivel internacional para romper el pacto de no intervención y así poder adquirir armas a otras potencias, porque con ese pacto vigente, no podía». Para Moisés Domínguez «la matanza de Badajoz fue utilizada como propaganda para contrarrestar los crímenes en el bando republicano. Se utilizó Badajoz en aquel momento y se sigue haciendo hoy en la política o con una bibliografía que es tendenciosa. En esos días hubo como mucho 500 o 600 muertos. Y hay que recordar que fueron unos combates durísimos. Los milicianos se enfrentaban a la Legión. A mí me gustaría que se abrieran las fosas del cementerio de Badajoz. Muchos se llevarían una sorpresa».

 

TÍTULO: «La matanza de Badajoz». AUTOR: VV.AACUÁNTO: Libros Libres. 20 euros