Tontos desprecios

He oído a algunos cantantes tratar con un desprecio tonto y sobre todo envidioso a compañeros salidos de «Operación triunfo», como si fuera un pecado original, del que no hay absolución. Ayer estuvo invitado en «Herrera en la onda» para presentar su último disco David Bustamante. Un magnífico chaval en el trato personal. Profesionalmente salió lleno de popularidad del programa que lo lanzó, esto es un arma de doble filo, demasiado joven y requerido como un gran ídolo, si no se logra domar esa especie de fiera que es la fama mal administrada, puede dar al traste con una carrera a largo plazo. Bustamante ha sabido que sin trabajo duro, sin aprender constantemente no se llega a nada por muy famoso que se sea. Hoy es un artista que llena grandes locales, porque tiene un directo magnífico. Sus discos están cuidadísimos y tienen éxito y dignidad, incluso su físico ha dado un cambio estupendo. Igualmente del citado programa salieron otras figuras, ahí está el caso de David Bisbal que es persona con proyección internacional. Rosa, la magnífica voz granadina, que con altibajos sigue trabajando y cuando lo hace, lo hace muy bien. Chenoa que también tiene una carrera ascendente. Se podría decir algo parecido de otros muchos salidos de este o de otros concursos, al fin y al cabo lo que demuestran es que son chicos o chicas con gran ambición por estar en la música y que con su trabajo algunos lo consiguen, por eso es injustificado que artistas que llevan mucho tiempo y que por las circunstancias que sean no han tenido la misma proyección, le salgan sapitos propios de otras épocas en este campo, para tratar de establecer dos clases de carreras, una de poca consideración, al menos para ellos y otra, llena de lamentaciones por la injusticia de no ser ellos figuras queridas por el gran público, que al final es la verdadera razón de tontos desprecios.