Rusia
Gadafi ofrece amnistía mientras bombardea el este
Las fuerzas de Muamar Gadafi se dirigen a la ciudad de Aydabia, que desde el principio de la revuelta fue considerada la última frontera del este liberado. Los aviones del coronel han bombardeado el que es el principal núcleo habitado antes de Bengasi, a menos de 200 kilómetros de distancia, aunque sin provocar víctimas
En una semana, las tropas gubernamentales han conseguido hacer retroceder a los revolucionarios unos 150 kilómetros, recuperando rápidamente el enclave petrolífero de Ras Lanuf. Ahora, se disponen a reconquistar Brega, otro importantísimo puerto energético, donde ayer prosiguieron los combates. El frente está por el momento en tablas, aunque los rebeldes han variado sus tácticas de combate para atacar de noche y eludir el riesgo de la superioridad aérea y artillera de los gadafistas.
Pero la aviación penetró mucho más al este, alcanzando Ajdabia, donde se preparan para una gran ofensiva desde hace varios días y donde los rebeldes se encuentran replegados y asegurando la línea defensiva a las puertas de la ciudad. Ésta ha sido la táctica ganadora de Gadafi en la última semana: mandar los aviones de avanzadilla para advertir y asustar a la población civil y a los milicianos, y posteriormente atacar por tierra, enfrentándose con armamento pesado a los rebeldes que todavía resisten en los combates regulares sobre el terreno. Éstos están debilitados y en retirada, pero aguantan como pueden esperando una intervención extranjera que no llegará pronto. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió ayer para tratar la posibilidad de imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia, algo que las autoridades revolucionarias están suplicando desde hace días, conscientes de que es su única salvación, aunque ésta no sería suficiente a estas alturas sin otro tipo de intervención y ayuda, ya que Gadafi también está empleando medios marítimos y mejorando sus fuerzas terrestres con refuerzos, lo cual le ha valido las victorias de los últimos días. Mientras la comunidad internacional sigue debatiendo, Gadafi corre contra el tiempo y trata de ganar cuanto más terreno posible para asfixiar a los rebeldes, aunque sin aplicar todavía toda su fuerza bruta, para evitar precisamente que la ONU se vea obligada moralmente a tomar partido.
El coronel presiona y acorrala a sus enemigos sobre el campo de batalla, y mientras les ofrece una amnistía, según la televisión estatal libia, que es la encargada de dar voz a un régimen que ya no habla sino advierte con bombas y dialoga a través de la violencia. El líder libio perdonaría a los rebeldes si dejan las armas, así como a los militares desertores de su Ejército, pero no ha hecho referencia al resto de las fuerzas de la revolución, como los políticos y los ciudadanos corrientes, lo cual hace pensar que su única intención es la de dividir y debilitar las filas enemigas.
Gadafi parece ignorar la determinación de los rebeldes, que siguen adelante en su lucha, la cual es cada vez más suicida si no llega rápidamente la ayuda internacional. El coronel trata de extender su dominio también en el oeste, donde la mayor parte del territorio está en sus manos, pero sus fuerzas han ido lanzando brutales ataques contra localidades concretas, feudos de los rebeldes. Sus fuerzas se cebaron ayer con Zuwara, un pueblo a 100 kilómetros de Trípoli, donde murieron cuatro personas.
Al cierre de esta edición, la portavoz de Catherine Asthon reconoció que una misión de la UE estuvo en Bengasi durante dos días para evaluar la situación y ayudar a la planificación de la respuesta comunitaria.
Petróleo a cambio de apoyo
Muamar Gadafi, aislado internacionalmente, trata de sortear el cerco diplomático internacional mediante la oferta de abastecimiento petrolero lanzada ayer y reiterada esta madrugada en persona a los embajadores de China, India y Rusia. Según informó ayer la agencia oficial Jana, Gadafi mantuvo un encuentro con los representantes diplomáticos de los tres países en la «Yamahiriya» (República), nombre que recibe su peculiar revolución tras acceder al poder hace ya 41 años. El dirigente libio cuenta con la baza del crudo para intentar salir del aislamiento en el que se encuentra su régimen, al que EE UU, la UE y la Liga Árabe quieren someter a un embargo aéreo.
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