Mohamed VI

Chacón no pisó la calle

De espaldas a los toledanos, sin poner un pie en la calle. Así diseñó el Ministerio de Defensa el protocolo del acto con el que ayer, Su Alteza Real el Príncipe de Asturias, acompañado por el presidente de Castilla- La Mancha, José María Barreda, y las ministras de Defensa y Cultura, Carme Chacón y Ángeles González Sinde, inauguró el nuevo Museo del Ejército. El Ministerio se llevó los honores a la única de las entradas del Alcázar sin visión para el público y desde allí al interior de un edificio que, según González-Sinde, es un «museo para los ciudadanos».

El Príncipe de Asturias, acompañado por la ministra de Defensa, Carme Chacón, el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José María Barreda y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, entre otras autoridades
El Príncipe de Asturias, acompañado por la ministra de Defensa, Carme Chacón, el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José María Barreda y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, entre otras autoridadeslarazon

Un edificio al que el jefe de Estado Mayor del Ejército, Fulgencio Coll, definió como «heróico Alcázar» y cuya historia condujo buena parte de los discursos de la mañana. Tanto es así que el presidente de Castilla- La Mancha invitó al acto a un combatiente en el asedio, a quien saludó durante su discurso «como símbolo de reconciliación definitiva». De ese asedio que se produjo durante el verano de 1936, «uno de los episodios más reconocidos de la Guerra Civil», según Chacón, sólo quedan en la exposición la motocicleta con la que hacían pan los asediados y el despacho del coronel Moscardó, cuya apertura ha supuesto una dura lucha entre el Ejército y el Ministerio de Defensa. En él ya no se podrá escuchar la conversación del militar con su hijo antes de que los republicanos fusilaran a éste, pero sí se podrá leer su transcripción. Más allá del episodio que dio fama mundial al edificio, la nueva etapa de la colección se abre con un deseo que expresó Don Felipe, vestido con uniforme del Ejército de Tierra, en su brindis en el patio: que sea un punto para conocer el «peso y el poso de la Historia de España». A esto unió un llamamiento «a querer la historia de España y proyectarla al futuro». Barreda, por su parte, confió en que proyecte «no mala sombra sobre nuestro pasado, sino la luz de la cultura que ilumina el porvenir». El presidente regional quiso además entrar, al hablar de la historia de España, en el constante debate de estos días sobre el concepto de nación. Así, afirmó que España «puede ser nación de naciones, de nacionalidades o regiones, pero no debe ser nación de nacionalismos enfrentados por excluyentes entre sí». La titular de Defensa, que tuvo un recuerdo para los primeros que iniciaron este proyecto, Eduardo Serra y Esperanza Aguirre, aunque obvió a José María Aznar, que fue el que dio la orden de traslado a Toledo, hizo hincapié en que un proyecto tan ambicioso ha obligado a ser absolutamente riguroso en su reflejo de la historia. Asimismo, indicó que el museo es la mejor expresión del espíritu de la España de la democracia, «que sabe poner por delante los valores de reconciliación, de respeto y de concordia».Ministra, ¿qué pasó en Alhucemas?La pregunta no forma parte del Museo del Ejército ni es una anécdota de la inauguración. Es el resumen de las tres preguntas que el senador popular Luis Peral hará al Gobierno en el Senado sobre el episodio desvelado por este periódico en el pequeño territorio español frente a las costas de Marruecos. El pasado 24 de junio, LA RAZÓN informaba de que el Gobierno había dado orden de parar los vuelos de abastecimiento a Alhucemas tras las protestas del rey de Marruecos, Mohamed VI. Peral realiza dos preguntas a la ministra de Defensa y otra a Exteriores sobre la polémica decisión.Entre el público atendían a las alocuciones las mesas y los portavoces de las comisiones de Defensa del Congreso y del Senado junto a la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal. Atendían a medio camino entre el respeto y el enfado por haber sido ubicados, en contra de todo protocolo, mucho más atrás que los jefes de gabinete de las autoridades sentadas en primera fila. Hoy, el museo abre sus puertas al público.