Castilla-La Mancha
Leire Pajín
Leire es un nombre de moda. Está en el puesto 49 de los más comunes. Su origen se remonta a los monjes irlandeses que fundaron monasterios en Navarra y País Vasco a los que pusieron el topónimo Eire, para recordar su lejana tierra. Los expertos en antroponimia, la ciencia que estudia el significado de los nombres, apuntan que Leire significa espacio abierto. También concluyen que las «Leires» se caracterizan por ser observadoras con su entorno, llegando a escudriñar esos recovecos que para la mayoría pasan desapercibidos. Son minuciosas, les gusta sentirse especiales y tienen ambición por hacer bien su trabajo.
Quizás porque son así, la ministra de Sanidad, Leire Pajín, puede soportar los ataques barriobajeros que está recibiendo. La voz en estéreo, del insulto y la calumnia, la puso el alcalde de Valladolid, un tal señor León, que como profunda crítica política se centró en los «morritos» de la ministra haciendo una obscena gracia que sólo Celia Villalobos –que también pasó por Sanidad– le afeó en público. Las mujeres del PP pusieron sordina. Flaco favor a las mujeres, también a las del PP. Cospedal, como siempre, no está ni se le espera. Eso que es secretaria general en Madrid y candidata en Castilla-La Mancha.
A todo ministro se le dan cien días de tregua. Cuestionar su preparación por ser mujer y joven –ella es socióloga– es una sandez que rezuma machismo, y es antidemocrática porque Pajín ha sido diputada tres veces por Alicante. Por la misma regla de tres, qué hace el químico Rubalcaba al frente de Interior y de la Vicepresidencia, Chacón, que no es militar, al frente de Defensa, y un registrador de la propiedad al frente del PP.
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