Detenidos dos islamistas en Melilla que captaban kamikazes

MADRID-La Policía sospecha que los dos presuntos terroristas islamistas detenidos ayer en Melilla, de donde eran naturales, podrían haber participado en el adoctrinamiento de individuos, también de nacionalidad española, que han actuado como kamikazes en Siria, dentro de las filas de Al Qaeda, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto.

Rachid Abdellah Mohamed y Nabil Mohamed Chaib pertenecían a un grupo de tendencia takfirí (una de las ramas más peligrosas y radicales del terrorismo yihadista), que se caracteriza por su clandestinidad absoluta y la consiguiente adopción de medidas de seguridad, que ha hecho muy difícil el trabajo policial.

Rachid y Nabil, de 25 y 30 años, mantenían conexiones internacionales con otros grupos similares para el envío de jóvenes a campos de entrenamiento o zonas de conflicto bélico. Las detenciones se han producido en el barrio melillense de la Cañada Real. Del grupo, formaban parte otros individuos, en su mayoría españoles, asentados en la citada Ciudad Autónoma, o marroquíes. Las investigaciones se iniciaron tras el hallazgo en Nador, Marruecos, de los cuerpos de dos jóvenes. Habían sido torturados (se les había quemado la cara y los genitales con ácido) hasta causarles la muerte. Su «culpa», tratar de abandonar el grupo y desvincularse del fanatismo religioso que imponían sus cabecillas.

Según fuentes del Ministerio del Interior, el grupo se caracterizaba por «su marcado hermetismo y la adopción de fuertes medidas de seguridad internas, tendentes a no desvelar su propia existencia». «Sus integrantes –agregan– eran obligados a llevar una vida de sumisión que incluía separarse de sus familias, abandonar también los estudios o la prohibición de escuchar música o ver la televisión». «Uno de los referentes religiosos del grupo es Abu Qutada, quien en su adoctrinamiento de la Yihad (Guerra Santa), destacaba como ejemplo el suicidio colectivo de los autores del 11-M en un piso de la localidad madrileña de Leganés, tras perpetrar las citadas matanzas, en las que fueron asesinadas 200 personas.