El Cairo

Los islamistas apuestan por el estilo «amigable» de Obama

Hillary Clinton, durante su encuentro en julio con Mursi
Hillary Clinton, durante su encuentro en julio con Mursilarazon

el cairo- A pesar de que una de las demandas de la Primavera Árabe era una política exterior más independiente y alejada de los dictámenes de Estados Unidos, los países revolucionarios saben que Washington sigue y seguirá siendo importantísimo en la región y que quien salga elegido en las urnas el próximo 6 de noviembre influirá mucho en su futuro. Egipto es quizás el que está más pendiente de las elecciones en EE UU, ya que cada año recibe más de 1.000 millones de dólares en ayuda militar de ese país. Aunque la tradicional alianza estratégica de Washington con El Cairo no ha variado con el cambio de administraciones en las últimas tres décadas, sí podría cambiar el tono de la relación entre los dos «aliados», sobre todo ahora que los Hermanos Musulmanes están en el poder. Lo que marcará la diferencia no es el cambio de gobierno en EE UU sino en Egipto, según el analista del Instituto de Washington para la Política en el Cercano Oriente Eric Trager. «La próxima Administración seguirá trabajando con Egipto porque es una relación importante y ambos candidatos quieren mantener la alianza militar y buscar formar de ayudar económicamente a Egipto», asegura Trager a LA RAZÓN. Pero el planteamiento puede ser diferente: el presidente Obama ha tenido un estilo «amigable» de cara a los islamistas, explica Trager, mientras que su rival, el candidato republicano Mitt Romney, podría «pedir cuentas» al presidente Mohamed Mursi. Romney ya ha adelantado que la ayuda económica a Egipto estaría sujeta a unas condiciones, como el respeto de los derechos humanos y el avance en la democratización, algo que cada vez más voces piden en EE UU. Egipto, como actor fundamental en la región y principal aliado de Washington, será el laboratorio y también el modelo a seguir en las relaciones de EE UU con los países en los que los islamistas han llegado al poder tras las revoluciones árabes del año pasado, como Túnez, donde ganó las elecciones el partido moderado Al Nahda, cercano a la Hermandad. «La ayuda económica es un instrumento para controlar de alguna forma a los islamistas», destaca Trager a este periódico.