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Mourinho se une a la fiesta

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MADRID- Decía José Mourinho la víspera de viajar hasta Bilbao, para jugar en La Catedral, que él no era hombre de celebraciones, que prefería permanecer «escondido», insistía; pero esta Liga es una excepción, o así parece.

«Hay que celebrarlo», gritaba el entrenador portugués al mundo madridista horas antes de la deseada visita a Cibeles. «Este equipo merece aún más emoción, más apoyo y más cariño», animaba, aunque en clave de reproche, para que los aficionados, ésos «que sufren con el equipo y que han dado su apoyo hasta el final», acompañaran al Real Madrid en el festejo de la capital.

Dos años más
Quizá a Mourinho le hubiera gustado quedar en un segundo plano, pero ni sus jugadores ni el resto del cuerpo técnico se lo permitieron. No en vano es el primer entrenador de la historia que gana las tres grandes ligas europeas –Inglaterra, Italia y España–, a las que hay que sumar la de un cuarto país, Portugal, por eso sacaba siete dedos nada más terminar el duelo de San Mamés. Siete: dos con el Oporto, dos con el Chelsea, dos con el Inter y la Liga con el Real Madrid, equipo con el que tiene firmado un contrato por dos temporadas más.

También Mourinho es el primer técnico portugués en la historia que gana el campeonato español. Aquel Carlos Queiroz de perfil alto, que sucedió a Vicente del Bosque, cuando al poco tiempo Florentino Pérez se dio cuenta de que con su contratación se había equivocado, sólo consiguió una cuarta plaza en la Liga.

Como quien cuando consigue algo echa mano de esa expresión de que ya puede morirse tranquilo, Mourinho ya no necesita ganar más ligas, tiene todas las que ansiaba, asegura. «Era un objetivo que yo tenía; ahora ya está. Ya gané las ligas que quería, la de mi país y las tres más importantes de Europa. No tengo la ambición de vencer en otro campeonato, no hay ninguna otra liga que me motive», enfatizó en unas declaraciones que divulgó la cadena de televisión portuguesa SIC, el único medio (amén de los del club) con el que tuvo a bien hablar y el único al que permitió el acceso al autobús del equipo.

Mourinho ni siquiera quiso conceder unas palabras a la televisión que había comprado los derechos del partido que terminó por proclamar al Madrid campeón de Liga, con siete puntos de ventaja sobre el Barcelona.

Pero a Mourinho le quedan objetivos por cumplir. Persigue la misma gesta; pero en Liga de Campeones: una terna de Copas de Europa con tres equipos distintos –con Oporto e Inter alcanzó la cima europea; con el poderosísimo Chelsea, sin embargo, no–. Ése es su próximo gran reto, la «Décima». Para ello y sólo instantes después de ser manteado sobre el césped de San Mamés, anunció que ya pensaba reunirse con José Ángel Sánchez, director general ejecutivo del Real Madrid, para comenzar a preparar la próxima temporada. Persigue metas más altas: quiere revalidar el título de Liga, quizá la Copa del Rey, ganar la Supercopa y conseguir la Liga de Campeones y, aunque Mourinho defiende a sus jugadores a capa y espada –«son fantásticos», presume–, habrá altas y bajas.

Hasta que llegue ese momento, el técnico madridista tiene en su predicamento una reclamación, que las puyas barcelonistas no resten méritos ni justicia al título conquistado. Es más, jugadores y cuerpo técnico le otorgan más valía a esta Liga por lo que ha costado conseguirla y porque el Barcelona se la ha disputado prácticamente hasta el final.

«El Barça, como gran equipo que es, ha ganado hasta el último día. Es un club de una gran tradición que sabe que hemos merecido este título», comentó el entrenador portugués en la página web del Real Madrid, horas antes de festejar el título en Cibeles.