Roma

Anaya y Yarovenko: amor al límite

«Estas mujeres ya no dirigen sus vidas, no pueden hacer nada», asegura Anaya. 

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Han vivido una aventura cinematográfica conjunta y da toda la impresión de que, de amantes en la ficción, han pasado a ser excelentes compañeras profesionales en la realidad. Sólo había que verlas en la presentación de «Habitación en Roma»:transmitían complicidad y admiración mutua. Elena Anaya dice de Natasha Yarovenko que es «valiente, generosa, honesta» y la ucraniana define a la española como «la mejor actriz que conozco». Y es que el argumento del filme –una habitación, dos mujeres y el deseo que anticipa a un amor imprevisto– debe unir mucho. También la intimidad que procura la desnudez física y emocional de dos personajes con mucho recorrido. El de Anaya, tras aparecer como la más desinhibida, la que comienza su seducción como un juego, se revela a lo largo del metraje como la más débil de la pareja. «Es bonito ver cómo toda esa fortaleza se cae en pedazos y lo que queda es un núcleo herido y muy dolido. Alba vive esta historia como un milagro. Cree en Cupido, está teniendo un momento de mucha felicidad y sabe que se le va a ir. Y llega un momento en que se encuentra mal hasta físicamente, pierde la consciencia...». En cambio, el personaje de Yarovenko, tímida y cauta al principio, es la que termina insuflando fuerzas al de Anaya. Casi como en el rodaje mismo. Según Yarovenko: «Soy muy pudorosa y me daba mucha vergüenza aparecer desnuda... La verdad es que me puse roja, cosa que le venía muy bien a mi personaje, pero luego caí en que el sentimiento era tan potente, con tantas emociones tan extremas... ¡uff! me di cuenta de que era una bendición». ¿Qué les perturbaba más, el encuentro sexual o ese amor que empieza a desparramarse a pesar de que no quieren quererse? Ambas coinciden: el amor, «porque estas mujeres ya no dirigen sus vidas, ya no pueden hacer nada», asegura Anaya. Amar adelgazaEse amor que consumía a sus personajes, también las consumía a ellas. «Era increíble, a medida que avanzaba el rodaje, nosotras no dejábamos de adelgazar», cuenta Yarovenko, para la que el filme ha sido como «una terapia, ya que me ha liberado de miedos y complejos. Ahora es más fácil vivir para mí». Anaya salió del rodaje algo más tocada. Su personaje, Alba, invadió a Elena, «es que vivir, aunque sea en la ficción, que te han roto el corazón... La verdad es que he tardado meses en recuperarme». Saben que «Habitación en Roma», y ellas van a ser un referente lésbico, «y está bien, es inevitable, porque hay pocas películas que aborden esta temática con naturalidad, pero, sobre todo, es una historia de amor al límite», apunta Anaya. Yarovenko va más allá, «es una película que, después de verla, tienes unas ganas enormes de amar y ser amado».Ellas... y Julio MedemDespués de trabajar juntos en «Lucía y el sexo», el director Julio Medem sabía que volvería a colaborar con Elena Anaya. Sólo necesitaba un personaje a su medida, y ése era Alba. «Ni siquiera esperé a ver el guión para decirle que sí», dice Anaya, «quería volver a rodar con él». Para Natasha Yarovenko sí que era algo nuevo. La más deseada, tardaron meses en encontrarla, califica su aventura fílmica con Medem como «mágica, porque Julio crea un ambiente muy tranquilo e íntimo». Respetar lo que quiere contar y su forma de ser y acercarse mucho a él, «porque habla tan bajito que si no, no te enteras de lo que te está diciendo», son las claves de Elena Anaya para alterar el «universo Medem».