Barajas
Los peritos reparten culpas en el accidente de Spanair
Un informe concluye que un fallo en cadena de técnicos, pilotos, sistemas del avión, fabricante y administraciones originó la tragedia que causó 154 víctimas
Madrid- El accidente del vuelo JK5033 de Spanair que el 20 de agosto de 2008 se llevó la vida de 154 personas podía haberse evitado. Casi tres años después de la tragedia, un nuevo informe pericial elaborado por el órgano colegial designado por el juez que investiga el caso, saca a la luz los verdaderos motivos que condujeron al siniestro. La conclusión principal del escrito es la concatenación de una serie de fallos, una sucesión de errores que provocó que el MD-82 que tenía que realizar la ruta de Madrid a la isla de Gran Canaria, se estrellase a las 14:23 cuando trataba de despegar del aeropuerto de Barajas.
No fue el destino, sino una serie de hasta cinco fallos en cadena lo que provocó que el avión de Spanair fuese incapaz de elevarse. Pocos minutos antes de estrellarse, la aeronave tuvo que regresar al hangar tras un primer intento fallido de despegue, después de que se detectase una avería en el calefactor de la sonda de temperatura (RAT) –desactivado posteriormente por los técnicos– y que era la señal de que algo más grave estaba ocurriendo: un fallo multifuncional que afectó también al TOWS, que debía alertar de una configuración inadecuada para el despegue, como así sucedía.
De hecho, en su primera conclusión ,el informe señala que «la tripulación no configuró adecuadamente la posición para el despegue», responsabilizando así a los pilotos de una de las causas que condujo a la catástrofe. Con los flaps y los slats recogidos, el despegue era prácticamente imposible. En ese sentido, los peritos indican también que los pilotos «no realizaron correctamente las listas de comprobación de funcionamiento» de la nave, «perdiendo con ello la oportunidad de detectar el error de configuración». Además, afirman que en el momento del accidente, se produjeron en la cabina «actuaciones que agravaron la situación», en relación a la presencia de una tercera persona, que fue identificado como un auxiliar. No obstante, el personal de mantenimiento «no llegó a identificar la causa de la avería» que hizo que el JK5033 tuviese que regresar al hangar, «y despachó el avión incorrectamente». Es más, señalan que en la respuesta de los técnicos, que hicieron una «interpretación propia» del procedimiento, «prevaleció el criterio de reducir el perjuicio operativo sobre el de resolver la avería». De hecho, según fuentes próximas a la investigación, el informe destaca que los pilotos vivieron una situación de «incertidumbre y preocupación» debido a la solución que los técnicos dieron a la avería.
No obstante, otra de las conclusiones alude a que la documentación de mantenimiento de la aeronave «induce a error» en cuanto a la forma de actuar. Responsabiliza así a los manuales del avión, redactados por el fabricante McDonell Douglas (Boeing), y que fueron autorizados después por la Dirección General de Aviación Civil Española, cargando también así las tintas contra la administración. No en vano, en su última conclusión lamenta que, a pesar del historial de accidentes causados por una errónea configuración de los flaps y los slats, ni el fabricante, ni las autoridades de aviación, ni la administración, hubiesen tomado medidas correctoras para evitar futuras catástrofes aéreas.
«Nos deja de irresponsables»
«Este informe no hay por donde cogerlo», explica indignado Chema Delgado, «si fuera pasajero y leyera lo que indican los peritos no me atrevería a montarme en un avión. Nos deja de irresponsables y no es cierto», añade. Delgado era el presidente de la Asociación Sindical Española de Técnicos de Mantenimiento Aeronáutico (Asetma) en el momento del accidente y aunque lleva un año jubilado sigue el caso con detenimiento. Esta filtración «ha sido un golpe bajo para los profesionales que siguen paso a paso el manual». El portavoz oficial de Asetma, prefiere ser cauto y no adelantarse hasta que el juez no desvele el estudio completo. Antonio Lora apunta a la «diversidad de la responsabilidad» del accidente, pese a que en los medios de comunicación «todo se ha centrado en los técnicos de mantenimiento». LA RAZÓN se puso en contacto con Spanair pero la compañía aérea no quiso valorar el informe.
Resulta imposible hablar de satisfacción en lo que se refiere a las víctimas. Ningún peritaje les devolverá a sus seres queridos. Pero al menos, las conclusiones conocidas ayer les acercan un poco más a la verdad. «Creo que estamos más cercanos a la verdad», afirmó ayer a este diario el familiar de una de las víctimas del trágico vuelo. Y es que comparte las dos principales conclusiones del informe: que la tripulación no configuró adecuadamente el avión para el despegue y que los técnicos de mantenimiento despacharon el avión «incorrectamente». «Espero que éstas conclusiones sirvan de revulsivo a las compañías aéreas para que se tomen más en serio las medidas de seguridad: es un accidente que surgió por las prisas», añadió este afectado. Y añadió: «No hay que tener miedo a la verdad».
Curiosamente, ayer se conoció también el dictamen del perito Jacques Itzueta, presentado por la Asociación de Afectados del Vuelo JK5022. Entre otros aspectos, el informe valoraba que a los mecánicos no recibió la formación adecuada por parte de Spanair.
Con todo, desde la Asociación de Afectados no se quiso valorar ayer ninguno de los dos informes. A través de un comunicado, el colectivo criticó las «filtraciones interesadas que a nada conducen» o, por lo menos, que «no ayudan a conocer la verdad» sobre lo ocurrido en un avión «que nunca debió despegar». «Aunque ganemos esta cruel batalla, ya hemos perdido lo más importante: a los nuestros, a los que faltan desde hace ya 33 meses», afirman los familiares. Por otro lado, recordaron también que han «tratado de encontrar peritos españoles que hicieran peritajes imparciales», pero no han «encontrado respuesta».
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