País Vasco
Bildu asalta Guipúzcoa y equipara a las víctimas con los terroristas
No hubo sorpresas. Los 22 junteros que la coalición abertzale alcanzó en las elecciones del 22 de mayo, unido al apoyo de Aralar, dieron ayer la Diputación de Guipúzcoa a Bildu. Los demás partidos no lograron el consenso. El PNV no se mostró en disposición de llegar a ningún acuerdo ni con el PSE ni con el PP, que pretendía frenar que la coalición abertzale cayera en manos de los herederos de Batasuna.
Pero los nacionalistas dieron un «portazo» a este ofrecimiento de «tejer complicidades y acuerdos» y optaron por votarse a sí mismos. Así, Martín Garitano, líder de Bildu, se hizo con su feudo más codiciado. El nuevo diputado general trató de escenificar su cara más «amable» haciendo guiños al PNV, al que mostró su «total voluntad» de lograr una «relación preferencial» con su formación para alcanzar pactos, así como con el partido que lidera Patxi López. «Podremos lograr acuerdos puntuales y concretos con el PSE», dijo.
También hubo ofrecimiento para Aralar para formar parte de un Gobierno foral entre «abertzales, de izquierdas e independentistas». Al PP le reclamó que «no haga política de consigna» y asuma la responsabilidad de «enrolarse en la paz» y «valentía» para sumarse a la nueva era. Por su parte, Juan Carlos Cano, portavoz del PP en las juntas de Guipúzcoa respondía a Garitano: «¿Y encima nos pide valentía? Sea usted valiente y pida a ETA que se disuelva». Pero no obtuvo respuesta a esta petición. Desde las gradas, dos históricos miembros de Batasuna; Rufi Etxeberría y Joseba Permach mostraron su apoyo al nuevo diputado general de Bildu.
Garitano prosiguió su discurso haciendo alusión a las tradicionales reivindicaciones de la izquierda abertzale. Por un lado se comprometió a hacer una «apuesta firme» para construir una solución al «conflicto político» vasco en el que «todos salgamos ganando». Eso sí, sin entrar en si hay vencedores y vencidos, asesinados o asesinos. La apuesta de Garitano pasa por «construir una solución política» en la que «cada una de las partes gane», porque así, «en nuestro pueblo, ganaremos todos», dijo.
También abogó por un diálogo entre ETA y Gobierno, ya que, según explicó, les corresponde «dar los pasos para superar definitivamente las consecuencias del conflicto». En su opinión, es necesario «hacer frente al sufrimiento de todas las víctimas que ha generado el conflicto» y abordar el tema de los presos de la banda. Sin corbata y con un pin con el número de recluso del ex portavoz de Batasuna Arnaldo Otegi, Garitano intervino ayer en las Juntas Generales de Guipúzcoa, con un discurso casi en su totalidad hecho en euskera. Allí estableció como su «primera prioridad» impulsar desde la Diputación la construcción de una situación que permita «la paz, la normalización y el reconocimiento de todos».
Como diputado general aseguró que trabajará por la desaparición de «cualquier violencia, amenaza, presión, persecución, detención y tortura», informa Ep. El líder de la coalición abertzale subrayó que con la llegada de Bildu se ha iniciado «una nueva era» y promete que los ciudadanos serán el eje de sus políticas. No se olvidó de la independencia y aseguró que realizará planteamientos para la «resolución del conflicto», promoviendo «los cambios políticos y jurídicos necesarios» para que el País Vasco pueda optar por la independencia. También abogó por dar una «salida social» a la crisis económica mientras reiteró su desacuerdo con algunas infraestructuras.
Martín Garitano, con el número de preso de Otegi en la solapa
Antes de convertirse oficialmente en nuevo diputado general de Guipúzcoa, Martín Garitano quiso rendir su particular homenaje a Arnaldo Otegi. Y lo hizo de un modo un tanto peculiar, con un pin en la chaqueta en el que figuraba el número de recluso del ex portavoz de Batasuna. Garitano está considerado como un «duro entre los duros» dentro del mundo independentista radical vasco, que tiene claro que los procesos judiciales contra el entorno de ETA no servirán en el nuevo «escenario». «No son más que decisiones políticas que son ilegítimas. Además de inútiles, como el tiempo acabará por demostrar», escribió en 2008 en un artículo publicado en Deia.
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