Historia

Pinto

De nación a nación por Pepe Bouza

La Razón
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Hasta esta semana, la España tuitera sólo prestaba atención a Francia cada vez que su presidente se reunía con la canciller alemana (el temido trending topic #Merkozy) o cuando sus gendarmes detenían a etarras camuflados tras el carrito de los quesos. Estos días, por el contrario, si pones Francia en el buscador de Twitter casi todo lo que sale está relacionado con la afrenta del guiñol. «Van más allá de la parodia. La prueba es la nota de la Embajada de Francia. Excusatio non petita...», argumentaba ayer @PabloAIglesias evidenciando un sentir general: el «affaire» no es con un programa o una televisión, es de nación a nación. Tanto, que ha resucitado querellas históricas («Ay Francia, Francia... la que pierde todas las guerras y gana todas las paces... la meretriz de Europa... si hasta sus cruasanes son de Austria», @mcuquerella); pero también el típico humor español («Francia es anti-española, de hecho organiza torneos para que puedan ganarlos los españoles. Todo un detalle», @motiva2). Ello, en paralelo al goteo de celebridades que tuitean su protesta en clave nacional, como @sergioramos, que el viernes escribió: «Una falta de respeto al Deporte Nacional de muy mal gusto y sin ninguna gracia».

Las redes mantienen así el runrún a la espera de acontecimientos, después de haber jugado un papel imprescindible en la inusitada reacción ciudadana y su deriva institucional contra los vecinos del norte. Véase como ejemplo el camión con una gran pantalla que paseó por Madrid los mensajes de protesta en internet. De hecho, un tuit del presidente federativo @jlescanuelaRFET anunció que la RFET demandaría a C+ Francia; en Twitter, la alcaldesa de Pinto recogió firmas de apoyo a Contador, @miriamrabaneda; y con un tuit nos alertó @RafaelNadal de que pasó «un control antidoping sorpresa... era de esperar después de todo!». Vale que los medios tradicionales también han aventado el trigo, pero dicen los clásicos que perro no come perro sin una buena excusa. Y qué mejor argumento que la presión de miles de tuiteros que han ayudado a conseguir lo nunca visto: una protesta oficial contra unos muñecotes. Franceses, eso sí.