«Todo el mundo está en contra pero quiero volver ya a vestirme de luces»

El diestro de Orduña está en su casa de Guadalajara recuperándose de la cogida que sufrió el sábado 28 del último toro de la tarde en Bilbao. Contra todo pronóstico quiere reaparecer el próximo 4 de septiembre en Almazán (Soria).

–¿Cómo se encuentra?
–Me encuentro muy bien físicamente. Sobre todo estoy muy animado. Estoy deseando volver a vestirme de luces.

–Abandonó ayer por la mañana el hospital de La Virgen Blanca de Bilbao. ¿Qué le han dicho los médicos?
–El lunes por la tarde ya me encontraba bastante bien y dijeron los médicos que me darían el alta para hoy miércoles. Pero yo quería volver a Guadalajara. Todo el mundo estuvo en contra y me decían: «Por favor, no lo hagas». Insistieron en que por lo menos necesitaba diez días para recuperarme del todo.

–Y ahora, ¿cómo va a llevar la recuperación?
–Pues quiero que siga mi cornada el doctor Ramón Ochoa (cirujano jefe del coso de Las Cruces) para poder reaparecer el sábado en Almazán. Me ha dicho que la herida está fresca pero bien.

–¿Está suficientemente recuperado para torear?
–Yo creo que sí. Empecé el lunes a apoyar la pierna y tuve buenas sensaciones. Evidentemente se notan las tiranteces propias de la cornada, pero sin dolor y sin molestias. El doctor Ochoa me ha dicho que le puedo engañar pero que seré yo el que vea cuando me encuentro en condiciones.

–¿Recuerda el percance?
– Me acuerdo perfectamente, no me he olvidado de nada. Fue una de esas tardes duras. Vi que estaba torcida desde el principio. Es ahí cuando tienes que tirar de torería y saber hasta dónde puedes llegar.

–Fue una cogida muy dura, pero la mejoría ha sido muy rápida.
–Es la más fuerte de todas las cornadas que he recibido. Pero me he recuperado más rápido, porque me encontraba y me encuentro en un estado anímico muy bueno. Ésta está siendo una temporada muy importante para mí.

–¿Cómo va a ser la rehabilitación?
–El doctor Ochoa me dijo que es una locura intentar llegar al sábado. Me dijo que caminara mucho para que la femoral esté bien de riego sanguíneo y que no apoye el pie en un punto fijo.