Sevilla

Diez horas de infarto en la suite 1002

Plantes, órdagos y hasta amenazas en la negociación para cerrar la dirección. Chacón trató de imponer a la andaluza Susana Díaz

Diez horas de infarto en la suite 1002
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Apenas le dio tiempo a una ducha, un afeitado y colocarse de nuevo la corbata. Al nuevo secretario general del PSOE le llevó casi diez horas cerrar la composición de la nueva Ejecutiva Federal. No fue fácil. Su primera reunión fue con Carme Chacón, que a las diez de la noche ya le dijo que ella no quería entrar en la dirección, pero sí negociar en bloque una cuota cercana al 49 por ciento de la Ejecutiva, lo que le correspondía, a su juicio, tras el resultado del escrutinio de los votos. A partir de entonces, Rubalcaba supo que la negociación sería larga, eterna... La catalana planteaba un frente de oposición con el PSC, Castilla-La Mancha y Madrid, las federaciones donde más votos había obtenido su candidatura.
Uno a uno fueron desfilando por la suite 1002 del Hotel Renacimiento de Sevilla todos y cada uno de los secretarios generales para exigir su cuota. Si esas paredes hablarán contarían los detalles de una eterna madrugada en la que Rubalcaba estuvo rodeado de Óscar López, Antonio Hernando, Txiqui Benegas y Elena Valenciano, y en la que hubo órdagos, plantes y hasta amenazas. El PSC insinuó que estaba dispuesto a dejar vacías las sillas de su delegación durante la votación que debía aprobar la Ejecutiva si no era bien tratada su federación. Chacón se empeñó en que Susana Díaz, la secretaria de Organización de Andalucía y artífice de los apoyos a la catalana en la federación andaluza, estuviera en la nueva dirección. Y en algún momento de la noche llegó a conseguirlo. Seguramente fue cuando Rubalcaba elevó consultas con su sanedrín, que vetó ese nombre y el de Leire Pajín, otra de las líneas rojas que los «rubalcabistas» no quisieron cruzar en ningún momento de la noche y que, para muchos, «ha retratado a los jerarcas de la nueva Ejecutiva».
Griñán no aceptaría la presidencia que Rubalcaba le ofreció sobre las doce de la noche, muy a pesar de Manuel Chaves, que pretendía seguir en ella, hasta casi las seis de la madrugada cuando vio ya que una decena de «chaconistas», aunque fuera de vocales, tenían puesto asegurado. En su lugar se barajó también el nombre de Txiqui Benegas para «agradecer» a Alfonso Guerra los servicios prestados. El vasco no aceptó y de ahí que se acordara la fórmula Griñán para calmar al bando de los perdedores. Se elevaron consultas, se cruzaron decenas de llamadas y a eso de las ocho de la mañana se cerró la Ejecutiva para alivio de muchos y descanso de todos.


La hoja de ruta de Rubalcaba
En su tercer discurso en menos de tres días, Rubalcaba desveló la que será la nueva hoja de ruta socialista. Después de los oportunos agradecimientos, el ganador del congreso esbozó con tres palabras el camino que seguirá el PSOE: Europa, empleo y equidad. El secretario general dijo que quiere una formación «fuerte, que actúe con grandeza, altura de miras, responsabilidad y sentido del país». Se trata, según dijo, de aparcar por fin el lamento por la pérdida masiva de votos en las últimas elecciones y empezar a mirar al futuro, «para que nos vuelvan a votar». Repitió también el mensaje lanzado en su última intervención como candidato, que es el momento de «cambiar de óptica mañana mismo».La unidad y el cambio como motores de la renovación de un partido que pasa por sus horas más bajas.