Pobre Zapatero

Hay máximas que no se deben olvidar. Una es que los poderosos se deben guardar de los que más les halaguen, porque serán los que antes les traicionen. Chacón se ha especializado en panegíricos de Zapatero. No hay mitin en el que no glose su figura hasta el extremo de que parece más la abuela del presidente que una dirigente socialista. En cualquier momento aparecerá enfundada en una camiseta con «I love ZP». Es evidente que quiere ser ungida como su heredera, aunque parece que no sólo política sino ideológica. El zapaterismo es una concepción tan evanescente como efectista de la política que se basa en la propaganda, el buen rollo y las grandes declaraciones de principios. Es el manual del buen progre «flower power». Los españoles querían mensajes en positivo, sin complicarse mucho la vida, y Zapatero se los dio. Ahora corren tiempos distintos y Chacón se dedica a decir despropósitos como que «la corrupción está en el ADN del PP». Por lo visto, su fervor por González, ahora sustituido por ZP, le hace olvidar los escándalos del felipismo o los que afectan actualmente al PSOE.