Reflexión

El Diccionario de la RAE dice que reflexionar es «considerar nueva o detenidamente algo». Cuando empecé a estudiar la carrera, le pedí a mi padre que me regalara una máquina de escribir. A pesar de ser militar, y de caballería (¡qué hermosa estampa la del jinete a caballo, y su mirada inteligente!, ¿de quién? del de abajo), fue un hombre muy sensato y nos educó sin odios ni «desmemorias históricas». A mi petición, siempre respondía: «Reflexiona, hijo, si te la compro ahora, dentro de nada va a salir un modelo nuevo, y la que te haya comprado quedará obsoleta. Espera un poco». El caso es que se murió años después sin regalarme ninguna. Ahora, tras la sen-tencia del caso «Marta del Castillo», desde las mismas posiciones de siempre (las que consideran los derechos de los delincuentes, pero no los de las víctimas), se nos dice que hay que actuar desde la reflexión, no desde el dolor. Es lo mismo que se dijo cuando los terribles sucesos de Sandra Palo, de Mariluz y de tantos casos que han sucedido y que, al paso que vamos, acabarán como mi máquina de escribir. ¿Por qué no se puede empezar a Reformar el Código Penal desde la angustia que nos supone presenciar el dolor de unos padres, abuelos, hermanos, amigos... y personas de bien, en general, que asistimos atónitos y asqueados a este macabro espectáculo de ver cómo unos sujetos despreciables se ríen de todos? (incluyendo jueces y policías, desde luego). ¿Qué le pasa al dolor? ¿No es legítimo? ¿Acaso nubla por completo la inteligencia? ¿Han oído ustedes de boca de los padres de Marta, o de la madre de Sandra, la palabra «venganza»? Yo sólo he escuchado que quieren Justicia, con mayúscula, pero una justicia acorde con el enorme dolor causado. Por desgracia, conozco personas muy allegadas a las que el dolor acompaña a diario (bien por enfermedades del cuerpo o del alma) y son personas extraordinarias, maduras, templadas, con unas dosis de humanidad muy elevadas. Acabemos, pues, con tanta impunidad.