Cambios climáticos

Odio al frío por José Antonio VERA

Odio al frío por José Antonio VERA
Odio al frío por José Antonio VERAlarazon

Este invierno el frío ha tardado en llegar más de lo habitual, pero finalmente se ha instalado entre nosotros, dejando a su paso secuelas en forma de gripe, fiebre, neumonía, tos, mucosidad, contracturas musculares, dolor generalizado y decenas de problemas más. Odio al frío es lo que sienten millones de personas cada año por estas fechas. Nos cambia el humor, las ganas de vivir, los hábitos. Cuando el frío es intenso y aprieta no hay prenda de vestir que lo doblegue. Sobre todo si viene con viento, como estos días atrás. O si es húmedo, como el de cualquier capital nórdica marina. De ahí que mucha gente de Centroeuropa para arriba se compre casas en la costa española para venir aquí en cuanto puede. El problema es que en la costa española las casas no suelen estar muy preparadas, y al final el resultado puede ser decepcionante. Pero ellos se organizan y siempre lo prefieren a esas temperaturas inhumanas de -20 grados o más. A partir de -40 grados incluso el aliento se hiela y la saliva llega al suelo en estado sólido. Los residentes en estas ciudades congeladas han de comprar la leche en bloques de hielo y hasta tienen que sacar la gasolina de los depósitos de combustible cuando los coches dejan de estar en marcha. Sin la protección de la piel de reno para abrigos y botas, y de zorro para los gorros, una persona puede sufrir sabañones en treinta minutos y morir en una hora. El frío intenso es una lata. Incluso para los animales. He escuchado a alguna gente tonterías como que «los perros no pasan frío». Es verdad que tienen unos abrigos de piel naturales que les permiten resistir mucho tiempo a la intemperie en circunstancias extremas. Pero los que tenemos perros y gatos sabemos perfectamente como buscan el calor cuando la temperatura es tan baja. Todos los animales reaccionan ante el frío. La marmota se esconde y duerme en el invierno. Los reptiles se ponen rígidos. Los gatos se hacen una bola. Las aves se encierran en su plumaje y buscan otras latitudes más cálidas. El frío paraliza a hombres y animales, pero activa a los gérmenes, que anidan en las mucosas y actuan en acción en cuanto nos ponemos a tiritar. Para vivir en un ambiente helado hay que estar preparado y adecuar la alimentación, que debe ser calórica y abundante en grasas. Los esquimales, por ejemplo, tienen pocas enfermedades pese a no ver prácticamente el sol. ¿Por qué?. Se atribuye básicamente a que comen pescados y animales recién capturados, de los que ingieren todo, incluso la piel, las espinas y otras partes del cuerpo, muchas veces crudos. La piel de la ballena, por ejemplo, es rica en vitamina C, y el aceite de foca aporta antioxidantes, vitamina A, E y selenio. Y con los pescados azules cubren las necesidades de vitamina D. De manera que al frío no se le puede recibir de cualquier manera. El general invierno ha sido siempre elemento más temido en las grandes batallas.