Cataluña
Pixies y aquellos maravillosos años
La segunda jornada del Primavera Sound vuelve a demostrar el éxito popular de un festival que se queda pequeño.
BARCELONA- Cuando eres niño, tus padres suelen ser los mejores del mundo. Cuando creces, a veces empiezas a ver que esa percepción era un poco exagerada. Ves a personas llenas de fallos, humanos como pocos. Sin embargo, es entonces cuando todavía los quieres más. Los Pixies son los auténticos padres de la escena independiente actual, surgida de la efervescencia de finales de los 80. Con los años, descubres todos sus fallos, sus tics, sus déficits. Y por extraño que parezca, todavía te gustan más. Ésta fue la experiencia del concierto de la noche del viernes en la segunda jornada del Primavera Sound. No fue un concierto perfecto, y a veces parecía que no alcanzaban la auténtica intensidad que requerían sus canciones, pero el resultado fue el mismo, un emotivo y sensible repaso a una discografía de leyenda. Al final, con «Where is my mind», produjo uno de esos momentos para recordar. Está claro que ahora están más rodados que en su primera reunión, y también está claro que a veces parecen interpretar sin pasión, por compromiso, pero Frank Black todavía grita mejor que nadie.
Atmósferas para soñarLa jornada del viernes fue igual de multitudinaria que la del jueves, incluso más. El tránsito entre escenario y escenario a veces parecían la marcha del millón de hombres. El estruendo psicodélico de The Oh Sees fue de lo primero grande que se dejó sentir, un conjunto de cuatro personas colocadas en rombo a escasos centímetros unos de otros capaces de hacer el ruido más seductor de la tarde. Spoon no confirmaron en directo la gran calidad cromática de sus canciones, un pop con toques negros y mucho, mucho «feeling». Dejaron la alegría a un lado, se pusieron serios y profesionales, tocaron de fábula, pero aburrieron un poco.El primer gran concierto de la noche fue el de Beach House, un dúo chico y chica de resonancias «dream pop» y canciones que te hacen pensar en ángeles, campos kilométricos de trigo y esas tribus indias que hacen raros ungüentos y ven a la gran águila blanca. Cuando un concierto te pone los pelos de punta, entonces deja de pensar y disfruta.Antes, los Yo la Tengo, ahora llamados Condo Fucks, se divirtieron de lo lindo con sus versiones garajeras. Por lo demás, Wilco confirmó que es un valor seguro y se limitaron a estar correctos. El dúo canadiense Japandroids confirmaron que sólo se necesitan dos personas para devolver al post punk toda la energía y decibelios del mundo. Les Savy Fav, con algún problema de sonido, insistieron que «estamos de gira antes de que la mayoría de vosotros hubieseis nacido» y mandó callar al público. Marc Almond se encontró desubicado y raro dentro del eclecticismo del festival y Panda Bear, a medio camino de Cocteau Twins y Tanguerine Dream, relajaron tanto que alguno se quedó dormido.Lo mejor llegó con la traca final. La gente, a las tres de la mañana, no quiere exquisiteces, quiere gritar, bailar y saltar y The Bloody Betroots Death Crew 77, vestidos con bragas negras en la cabeza, consiguieron eso. De la NuWave a Soulwax, estos chicos volvieron a todo el mundo loco.
El Festival toca techo«Ya no podemos crecer más». Así de tajantes se mostraron ayer los directores del Festival, Alberto Guijarro y Gabi Ruiz. Con 31.000 asistentes el jueves, el cartel de «todo vendido» colgado el viernes (35.000 asistentes) y con la expectativa de repetir llenazo ayer, el Primavera Sound tocó techo. La organización seguirá apostando por el Fórum y el Auditori en adelante, y no descartan ampliar la programación con actividades matutinas, informa Noelia Ramírez
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