España
Epoc : El lento suicidio
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) se cobra al año unas 18.000 vidas en España, apenas mil menos que el cáncer de pulmón. En el último congreso de la Sociedad Europea de Respiratorio se analizó la efectividad de las medidas tomadas contra el principal culpable: el tabaco
Con la supresión total del tabaco hoy mismo se evitarían casi seis millones muertes en el mundo, unas 18.000 en España. Dado que pensar en ello sería sólo una mera utopía, deben plantearse otras opciones ante un problema de salud pública como es el tabaquismo. Su consumo de forma generalizada deja dramáticas huellas en el organismo y de forma agresiva, pero lenta, lo acaba destruyendo. Lo peor es que cerca de siete de cada diez pacientes que luchan por respirar cada día lo saben, según los últimos datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), que detrás hay una enfermedad que oprime sus pulmones. Sólo dicen: «Quizás, fumo demasiado».
En el marco del congreso anual de la Sociedad Europea de Respiratorio (ERS, por sus siglas en inglés), Marc Decramer, su recién nombrado presidente, presentó la hoja de ruta de la medicina respiratoria, es decir, el itinerario a seguir por esta especialidad en los próximos años. Sin embargo, para la Organización Mundial de la Salud (OMS) esto está muy claro: la epidemia de tabaquismo mata cada año a 5,4 millones de enfermos de cáncer de pulmón, cardiopatías y otras enfermedades. En concreto, en nuestro país la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), se cobra unas 18.000 vidas, pocas menos que en el caso del cáncer de pulmón, que supera las 19.000.
Nuevas cifras
Durante la cita anual del ERS, celebrada este año en Barcelona, además de debatir sobre el tabaco, se presentaron las últimas cifras de la incidencia de su patología más representativa, la EPOC. En este sentido, los expertos señalan la importancia de concienciar a la ciudadanía, pese a haberse convertido en esclava del cigarrillo, sobre los perniciosos efectos del tabaco e instan a la Administración a endurecer la Ley Antitabaco sin más demoras.
Así, el estudio Audipoc, pionero en España por ser el más extenso realizado hasta ahora –da cobertura al 75 por ciento de la población y cuenta con la participación del más de la mitad de los hospitales españoles–, pone de manifiesto que el 21 por ciento de los pacientes que han ingresado aquejados de EPOC sigue fumando después. El informe evidencia además que el cinco por ciento de los enfermos que ingresan muere durante su estancia en el centro sanitario. A los tres meses, la mortalidad asciende al 12 por ciento. Otro dato que resaltan los expertos es que el número de mujeres atendidas por EPOC ha aumentado en los últimos años y ahora supone el 12 por ciento de los pacientes que requieren atención hospitalaria. Este exhaustivo análisis español, que dará pie a una guía clínica de cómo tratar la EPOC con mayor eficacia, ha gustado a la Unión Europea, por lo que realizará un estudio similar pero más extenso que contará con la participación de unos 18 países.
Pero, ¿cómo detectar la EPOC en sus fases iniciales? Tal y como explica a A TU SALUD, el doctor de la Unidad Médico Quirúrgica de Enfermedades Respiratorias del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, José Luis López-Campos, la patología puede ser detectada mediante una técnica sencilla que permite medir los flujos y volúmenes respiratorios útiles para el diagnóstico y seguimiento de enfermedades respiratorias. Sin embargo «hasta hace poco, este tipo de prueba se realizaba en los hospitales, no en los centros de atención primaria», apunta López-Campos. En algunas comunidades autónomas poco a poco se está implementando esta técnica en la atención primaria, la puerta del sistema sanitario, para mejorar la detección de las enfermedades respiratorias. En este sentido, la lucha contra la EPOC pasa ahora por la concienciación de que el tabaquismo es en sí una enfermedad, la prevención y el diagnóstico precoz. Pero para ello, son necesarios recursos económicos y de formación de los profesionales y la implicación de las propias administraciones.
Las armas
Lo primero y más importante es abandonar el tabaco. Pero como esta medida llega tarde en la mayoría de los casos, la intervención farmacológica se vuelve imprescindible para recuperar unos pulmones que luchan por cada gramo de oxígeno. Los broncodilatadores son las principales armas que permiten abrir los músculos bronquiales y permitir la entrada del aire. Entre los más populares se hallan los beta-antagonistas, los anticolinérgicos y las metilxantinas.
«Se recomienda su empleo a demanda cuando de forma circunstancial se observe deterioro sintomático», manifiesta Juan Ruiz Manzano, presidente de Separ. El empleo de preparados que asocian bromuro de ipratropio y (beta-agonistas de acción corta produce mayor broncodilatación que cada uno de ellos por separado. Los broncodilatadores de acción prolongada (salmeterol, formoterol, indacaterol y bromuro de tiotropio) deben utilizarse en todos los pacientes que precisan tratamiento de forma regular, porque reducen tanto los síntomas como el número de agudizaciones y al mismo tiempo mejoran la calidad de vida.
Por otro lado, se encuentran las metil-xantinas, que se administran por vía endovenosa u oral. «Producen una leve mejoría clínica y espirométrica y deben incorporarse al tratamiento del paciente con EPOC sintomática como fármacos de segunda línea, siempre que con su introducción sea posible apreciar una mejoría clínica significativa sin la aparición de efectos secundarios destacables. Recientemente se ha introducido un nuevo fármaco de esta familia que mejora las expectativas de este grupo», apunta el presidente de Separ.
Entre algunas de novedades terapéuticas del congreso, destacan los nuevos datos sobre roflumilast que evidencian que los pacientes a los que se les administró el fármaco sufrieron menos exacerbaciones en comparación con aquellos a los que se les administró placebo, y que el tiempo transcurrido de una crisis a otra fue significativamente más largo. Para el profesor Fernando Martínez, de la Universidad de Michigan (EEUU), «proporciona una nueva opción terapéutica para prevenir las exacerbaciones en pacientes con EPOC, particularmente para aquellos que las sufren frecuentemente». Además, añade José Luis Izquierdo, jefe de la sección de Neumología del Hospital Universitario de Guadalajara, «tiene un efecto más específico frente a la inflamación que se observa en la EPOC, gracias a que su mecanismo antiinflamatorio es diferente al de otros tratamientos».
Vinculados al cáncer
El estudio CanCORS demuestra la clara vinculación entre el tabaco y el cáncer de pulmón. Concretamente, concluye que, entre un total de 3.885 pacientes con este tipo de cáncer, el 92 por ciento es o era fumador, mientras que tan sólo un 8 por ciento no lo era. En este sentido, Laureano Molins, jefe de cirugía torácica del Hospital Clínic de Barcelona, ha destacado que «un fumador llega a multiplicar por veinte las posibilidades de padecer cáncer de pulmón en un futuro, en comparación con un no fumador». Uno de cada doce hombres españoles (8,3 por ciento) fallece a causa de cáncer de pulmón en la actualidad. En el caso de las mujeres, los índices bajan hasta el 1,3 en nuestro país.
La predisposición genética, del ocho por ciento que no fuma, según expone CanCORS, podría deberse a diversos factores. Entre la muestra estudiada, los resultados concluyeron que la mayoría de los casos de cáncer de pulmón en no fumadores se dio en mujeres de origen asiático o sudamericano, con menor co-morbilidad (padecimiento de otras enfermedades) y un mayor nivel educativo.
Consecuencias
Según datos de la OMS, extraídos de diferentes estudios comparativos a escala nacional, realizados antes y después de prohibir la publicidad del tabaco, muestran que tras las prohibiciones, su consumo ha disminuido hasta un 16 por ciento. Sin embargo, en algunos países como Francia, tal como se reflejo en un estudio en el ERS, no ha tenido ningún tipo de influencia en las ventas. Con este trabajo, M. D. Dautzenberg, de la Universidad de París, quiso mostrar que además de llevar a cabo políticas contra el tabaco, también se han de tomar medidas a favor de la defensa de los fumadores pasivos, ya que a pesar de todas las medidas se muestran indefensos.
En general, un aumento del 10 por ciento en los impuestos al tabaco disminuye su consumo en un cuatro por ciento en los países con ingresos elevados, y en cerca de un ocho por ciento en los de ingresos bajos y medianos. Un aumento del 70 por ciento en el precio del tabaco evitaría hasta una cuarta parte de todas las muertes conexas entre los fumadores actuales.
La investigación es otro de los principales objetivos planteados en este campo para los próximos años en el encuentro médico. Àlvar Agustí, co director del congreso y director del Tórax del Hospital Clínic de Barcelona y del Ciberes de enfermedades respiratorias, ha presentado lo que los expertos conocen como «Medicina P-4» que significa medicina personalizada, predictiva, preventiva y participativa. Para Agustí la medicina del futuro se basa principalmente en el uso de las nuevas tecnologías como base; así, estaría centrada en el conocimiento del genoma humano de cada uno para saber qué predisposición de padecer una enfermedad tiene cada persona.
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