Barcelona
El PP defenderá la Fiesta ante la «hipocresía nacionalista»
Una amplia representación acudió al último festejo de La Monumental
Barcelona- El PP desembarcó ayer en masa en La Monumental para denunciar que la prohibición de los festejos en Cataluña se debe a la «hipocresía de los nacionalistas». Lo dijo la presidenta de la formación en esta autonomía, Alicia Sánchez-Camacho, antes de entrar en una plaza cargada de emociones e indignación contra la abolición. «Prohibieron los festejos, pero no los correbous», advirtió Sánchez-Camacho en alusión a CiU, formación que, de la misma manera que el PSC, dio la estocada a la Fiesta en Cataluña al conceder libertad de voto a los diputados el año pasado en la votación de la Iniciativa Legislativa Popular abolicionista en el Parlament.
La presidenta del PP catalán insistió en que la Generalitat debe aplicar una moratoria a la ley que entra en vigor el 1 de enero de 2012 porque «es contradictorio hacer recortes en Sanidad y Educación y tener que indemnizar al mundo taurino». Este argumento ya ha sido descartado por el Gobierno de Artur Mas (votó a favor de la prohibición), que considera que será suficiente con «unos miles de euros» y no entre 300 y 400 millones, como prevé el sector para hacer frente a las indemnizaciones. No obstante, el PP, de momento aliado preferente del Gobierno de CiU, mantendrá la presión, a la vez que confía en que prosperen otras vías.
A la espera del TC
«Esperamos que el Tribunal Constitucional resuelva y vuelvan los festejos a Cataluña», aseguró el portavoz en el Senado del PP, Pío García-Escudero, que también acudió a La Monumental, junto a dos de los hombres del partido que más han pisado la plaza, el diputado catalán Rafael Luna y el presidente del grupo municipal en Barcelona, Alberto Fernández. Llegaron con pegatinas, abanicos y panfletos en los que resumían los frentes que han abierto para que el destierro de los toros de Cataluña no se cumpla.
El futuro de la Fiesta está en manos del TC y también puede tener mucho que decir el próximo Gobierno, ya que el Partido Popular quiere blindar la tradición como se ha hecho en Francia.
Se echó de menos en la plaza al ex diputado del PSC David Pérez, que el año pasado intentó convencer a sus compañeros de partido de la necesidad de preservar la Fiesta. Una socialista que sí estuvo ayer en el coso fue la ex ministra de Cultura Carmen Calvo, contraria a la prohibición: «Pienso que no será la última corrida de toros», apuntó, porque cree que el TC revocará la prohibición. También acudió el presidente de C's, Albert Rivera, al que no le gustan los festejos pero es contrario a las prohibiciones. Ayer quedó patente que si los toros perdieron en el Parlament con 68 votos a favor de la abolición, 55 en contra y 9 abstenciones quedan vivas las ganas de dar la vuelta al resultado.
«Es nuestra cultura desde el siglo XVI»
En La Mercè de 1988, el entonces alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, entregaba la Medalla de Oro de la ciudad al diestro Joaquín Bernardó. Con el Ayuntamiento aún dirigido por los socialistas y a petición de ERC, la ciudad era declarada antitaurina en 2004. En 2010, «CiU y PSC mataron la Fiesta al dar libertad de voto», explica el diputado del PP Rafael Luna. Aficionado desde que «a los once años mi padre me llevó a la plaza de Zaragoza», dice que su «mejor momento» en política fue salir el año pasado a hombros de La Monumental porque los aficionados le agradecían (también al presidente de Ciutadans, Albert Rivera) trabajar contra la abolición. «Nos cortan las libertades para encajar el puzle de los nacionalistas, y el toreo es cultura catalana desde el siglo XVI», lamenta.
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