Ibiza
Cayetana y Alfonso no van a adoptar un niño por Jesús MARIÑAS
Están hartos por partida doble, hasta eso comparten la Duquesa y el maduro galán que en Ibiza –de donde salen hoy rumbo a Marbella– ofreció todo un repertorio de camisas polo que para mí querría.
Alfonso Díez empieza a marcar una elegancia deportiva que nada tiene que ver con el aspecto «normalito» de sus atuendos madrileños. Mientras, Cayetana aprovechó las vacaciones para acentuar su aire «hippy» cinco estrellas ahora siempre rematado por una flor, moño o lazo combinado con el vestido. Acabaremos viendo en ella un ejemplo de elegancia muy personal.
La Duquesa me hace en capilla el resumen de su mes ibicenco. A Marbella, Ronda y Las Cañas reserva un par de días mientras espera el permiso preceptivo para celebrar la unión en Dueñas. Hasta hoy no reabren las oficinas que expiden este documento, de ahí que todo haya sido pospuesto a la primera semana de octubre. Así tendrá tiempo para elegir cómodamente la tela de su traje de bodas que no recordará al que en 1947 le hizo Flora Villarroel para unirse a Luis Martínez de Irujo, que entonces desbancó al pretendiente Beltrán Alburquerque, quien la seguía y perseguía. Más semejanza tendrá lo de Lucchino con el modelo en gasa cremoso bordado en guirnaldas floridas ideado por Jorge Goncalves para casarse con Jesús Aguirre, que fue de impecable chaqué negro. Alfonso todavía no sabe qué se pondrá aunque como es ceremonia matinal quizá recurra a un traje gris.
«Estoy harta de mentiras o inventos, como el de que queremos adoptar un niño. ¿A quién se le habrá ocurrido semejante disparate, que ya tengo seis hijos? ¡Y 85 años...! Ni lo pensamos» explica la Duquesa. «Si acaso, puestos a prohijar, adoptaríamos un perrito», agrega irónico su novio, sin perder la compostura. Ha sido su tónica en este agosto ibicenco en olor de multitudes. Le sorprendió el entusiasmo y el apoyo popular: «Era asombroso bajar a la playa y ver cómo la gente se abría para dejarnos pasar», afirma.
Cayetana va más allá incluso agradeciendo el cariño de la gente y, de paso, contraataca lo que algunos venden como torpedo filial: a uno de sus hijos, sin precisar ni revelar su nombre, le atribuyen la fantasía de la adopción. Habría que investigarlo, aunque los herederos pasaron por el aro y aprobaron el enlace tras recibir el casi botín que propició la boda. Nadie le gana a lista, señora Duquesa. Hasta en eso es «la más». La pareja mantendrá tipo, entereza y dignidad. «Ya no desmentiremos ninguna otra patraña que se les ocurra, ¿para qué? Estamos hartos y a lo largo de este nuevo mes no dejarán de inventar cosas. Allá ellos. ¡Qué de tonterías...!», lamenta Cayetana.
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