Nueva York

El discípulo de Duchamp

Un joven pinta con un rotulador sobre un Rothko expuesto en la Tate Modern de Londres. Su intervención buscaba «añadirle valor»

Detalle de la mancha
Detalle de la manchalarazon

Se metió en la Tate Modern, dio una vuelta por cada planta y cuando la seguridad le dio un respiro sacó un rotulador –previamente se había cerciorado de que tuviera «tinta que no pudiera borrarse»–. Se puso a escribir sobre uno de los cuadros de Mark Rothko, uno de los máximos exponentes del expresionismo abstracto. Pero Vladimir Umanets no se considera ni un vándalo ni un loco, sino el cofundador del «Yellowism», un «movimiento que sólo se puede mirar como el arte, pero no lo es». Al cierre de esta edición, Scotland Yard seguía buscando a este joven ruso porque, se mire como se mire, su «ingeniosa» contribución –siempre entre comillas, se entiende– podría haber deteriorado para siempre la obra de un genio. No en vano, el pasado mes de mayo, el lienzo de Rothko titulado «Naranja, rojo y amarillo» se convirtió en la pieza de arte contemporáneo más cara del mundo. Se vendió en la sede de Christie's de Nueva York por 86,9 millones de dólares (66,8 millones de euros).

El objetivo, un Picasso
Sucedió el domingo de manera muy rápida. Vladimir, que según «The Times» formaba parte del servicio de limpieza de la galería, se puso a deambular por las distintas salas sin levantar sospechas. Su víctima iba a ser en un principio un Pica-sso. La obra «Desnudo sentado», para ser exactos. Luego barajó varias pinturas de Jackson Pollock, pero finalmente se decidió por un Rothko. Sobre las 15.25 hora local, aprovechando un momento en el que no había seguridad y que tan sólo se encontraba otra persona en la sala, sacó su herramienta y escribió sobre el cuadro «Negro sobre granate»: «Vladimir Umanets. Una pieza potencial de Yellowism».

El joven –que estudió arte– asegura que lo único que ha hecho es añadir valor a la obra. «Todo el mundo sabe que Rothko es un jodido genio. Expresa tan bien sus emociones. Así que pensé que era la opción perfecta para poner en contexto el "yellowism"», señaló al rotativo británico. Umanets, que asegura que no busca la fama, señala que con su firma «la obra será más valiosa» porque le ha cambiado el significado. «El que elimine mi firma será un gilipollas», recalca. Comparándose con el mismo Marcel Duchamp, el ruso explica que el arte permite coger lo que ha hecho otra persona y darle un mensaje nuevo. Rothko, meticuloso como él solo y empecinado en que nadie le viese trabajando, donó en 1969 a la Tate nueve de los murales que le encargaron para decorar el restaurante Four Seasons. Al terminarlos, el artista decidió que ése no debía ser su lugar y los cedió al centro de arte. Puso dos condiciones: que su obra se mostrara en una sala aparte sin trabajos de otros artistas, y que los murales siempre estuvieran juntos. Los lienzos llegaron a Londres el mismo día en que se hizo pública la noticia de su muerte. Su cuerpo se encontró en medio de un charco de sangre al lado de una cuchilla. Se suicidó a los 66 años. Todo el estudio de Nueva York había quedado salpicado por los tonos rojizos que tanto había empleado en su última etapa.

 

«Yelloswism», un color para hablar del no arte
Umanets (de quien se puede ver esta imagen en su web) junto con Marcin Lodyga son los fundadores del «Yellowism», cuyos principales postulados son:
- Hay ejemplos del Yellowism que pueden parecer obras de arte, pero no lo son.
- Se trata de un elemento de la cultura visual contemporánea. No es un movimiento artístico.
- No es arte, no es la realidad, es sencillamente Yellowism.
- No puede ser presentado en una galería de arte, sino sólo en algunas salas Yellowistic, concebidas para tal uso.
- El amarillo (yellow, en inglés) se reduce al mínimo. Este color es sólo una cuestión intelectual.