La farmacia se hace añicos por Sergio ALONSO

El Ministerio de Sanidad ha consumado esta semana la destitución de la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, Cristina Avendaño. La crónica de esta salida anunciada a principios de noviembre por LA RAZÓN ha vuelto a poner sobre el alero la política farmacéutica que viene desplegando el Paseo del Prado desde los tiempos de Elena Salgado. La situación, desde luego, es peculiar. Además de la burocracia y los retrasos que acumulaba en la tramitación de expedientes el organismo ahora renovado, en este área vienen sucediéndose hechos insólitos. Tan insólitos como que uno de los padres de dicha política, el ex ministro Bernat Soria, trabaje para un laboratorio en la elaboración del mismo pacto por la Sanidad que fue incapaz de articular en su etapa al frente del Paseo del Prado.

Tan insólitos también como que Economía ordene y mande, desactivando con su tijeretazo el decreto de ahorro en medicamentos que menos de un mes antes había articulado con lentitud de tortuga el Ministerio Sanidad. E insólita igualmente la declaración en rebeldía de cinco comunidades, a las que en breve podría sumarse una sexta, excluyendo medicamentos previamente autorizados por la Administración Central u obstaculizando su prescripción por parte de los médicos, lo que viene a ser lo mismo. El caso es grave, porque como bien denuncia Farmaindustria, lo que está en juego no es sólo el ataque a determinadas marcas comerciales que recibieron el visto bueno de Sanidad, sino la unidad misma del mercado farmacéutico español, que ha saltado hecho añicos. También está en juego la cohesión y la igualdad en el sistema y el rol futuro de un Ministerio que parece mirar hacia otro lado.