España
Rajoy sigue su estilo de medir los tiempos y actuar en la sombra
La noche del martes dejó en manos de Camps la decisión, pero le avisó de la deshonra de declararse culpable
Mariano Rajoy ha vuelto una vez más a conseguir lo que realmente quería utilizando como instrumento la misma estrategia que ha convertido ya en una regla en su etapa en la oposición: dejar pasar el tiempo hasta desesperar a propios y extraños y con esos cansinos silencios que quienes trabajan con él temen más que una bronca directa, que nunca suele echar a sus colaboradores, según éstos sostienen.
Es una estrategia que ha demostrado que acaba descolocando al que tiene enfrente porque o bien le lleva a equivocarse o a tirar la toalla. «Que no diga nada es mucho peor que si lo dijese», explican sus más próximos.
A base de silencios públicos el líder popular había ido acentuando en los últimos meses su distanciamiento con Francisco Camps, al tiempo que en la sombra manejaba el asunto a su estilo. Él callaba, mientras que desde la Secretaría General o desde su entorno más próximo en Génova se aireaba el malestar y el cansancio del líder con todo el ruido que llegaba de Valencia y con el uso que los socialistas hacían de él a nivel nacional.
En estos últimos meses la comunicación privada de Rajoy con Camps no se ha interrumpido, sino al contrario, según la versión que da Génova de las continuas llamadas, «incluso a horas intempestivas», del ya ex presidente valenciano a medida que el «caso de los trajes» iba haciendo cada vez más mella en su estado anímico. Esto último ha sido muy importante en el desenlace. Y también influyó la conversación que mantuvo con Rajoy el martes por la noche. En medio de la negociación para que aceptase autoinculparse para evitar así el banquillo –con Federico Trillo como mediador de Génova– el presidente del PP dejó en su mano la decisión final, pero advirtiéndole, eso sí, de la «deshonra» que le iba a suponer quedarse en la Presidencia de la Generalitat asumiendo el delito, pese a que seguía reivindicándose como inocente, y, por tanto, asumiendo también que había mentido a sus ciudadanos.
La campanada llegó ayer por la mañana, cuando Camps sorprendió a todo su equipo desdiciéndose del pacto que había alcanzado en la víspera con la dirección nacional y con los otros afectados por el «caso de los trajes». Ya no estaba dispuesto a asumir la culpabilidad porque él se seguía considerando «inocente» –sostuvo insistentemente– , y ese cambio de criterio alteró toda la agenda regional y también la nacional. En Madrid, la sorpresa, también para Rajoy, se confirmó a primera hora de la tarde.
De esta manera, al final, y después de aguantar el ruido político de 29 meses de investigación judicial, y después de considerar que «se había armado de razón» –alegan en su entorno–, Rajoy ve por fin diluirse un problema que le podría haber acarreado dolores de cabeza en la campaña electoral y el PSOE se queda sin una baza de desgaste. Como manda el catecismo político ante este tipo de situaciones, Rajoy despidió ayer a Camps con un comunicado en el que le definió como un «gran amigo» y valoró su decisión como «un ejercicio de generosidad y responsabilidad que contribuye a mejorar la imagen y el prestigio de las instituciones». En ese comunicado también defendió su honorabilidad: «La dimisión no prejuzga en absoluto su presunción de inocencia ni menoscaba su ejecutoria intachable al frente de la Generalitat».
Otras voces, como la de Javier Arenas y la de Esteban González Pons, se unieron a este gesto de apoyo final.
A partir de ahora la intención de la dirección nacional es avanzar en un cambio «tranquilo» en el PP valenciano, siguiendo el modelo aplicado en otras organizaciones regionales.
COMUNICADO DE APOYO DE RAJOY
«Ejemplaridad que le ennoblece»
«El presidente de la Generalitat de Valencia, Francisco Camps, me ha trasladado su decisión de presentar la dimisión para preservar la imagen y el prestigio de la Generalitat Valenciana. Es una decisión muy dura, que Camps ha adoptado pensando en el beneficio de las instituciones y de los ciudadanos de su comunidad. La decisión que ha adoptado Francisco Camps no prejuzga en absoluto su presunción de inocencia, ni menoscaba su ejecutoria intachable al frente de la Generalitat que los valencianos acaban de revalidar democráticamente.
Su renuncia no empaña ni contradice la opinión que siempre he tenido de Francisco Camps y su honorabilidad; opinión que claramente comparten la mayoría de valencianos, como se acaba de poner de manifiesto en las elecciones del pasado mes de mayo. Antes al contrario, creo que supone un ejercicio de responsabilidad y de ejemplaridad políticas que le ennoblecen.
Por ello, como Presidente del PP, quiero reiterar el aprecio y el respeto por su persona; ha sido, es y será un extraordinario militante del PP y además un gran amigo. Quiero agradecer la labor que ha desarrollado en Valencia durante todos estos años que ya forma parte de los grandes activos de nuestra formación política y quiero por último, reconocer públicamente su gesto de hoy porque su ejercicio de generosidad y responsabilidad contribuye a mejorar la imagen y el prestigio de las instituciones en la Comunidad de Valencia y en toda España».
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