Cataluña
Ecobebé: cómo aplicar desde la cuna criterios sostenibles
Pañales reutilizables, toallitas de maíz, productos de higiene, de limpieza y ropa de fibra natural libre de químicos son algunas de las propuestas para cuidar al pequeño, proteger el medio ambiente y no dañar el bolsillo
Hace no tantas décadas, en todos los hogares se usaban pañales reutilizables para los bebés. Con la irrupción de los pañales desechables, en los años 60, el mercado dio un giro de 180 grados. Las mujeres no sólo tenían que cuidar de los pequeños, sino también trabajar. Es entonces cuando se inclina la balanza. Son más caros, pero ahorran tiempo. Sin embargo, en los últimos años esta tendencia está cambiando. El motivo: una mayor concienciación por el medio ambiente y el bolsillo.
Los pañales desechables suponen menos del 0,4 por ciento del total de residuos sólidos, según Dodot. Sin embargo, representan un porcentaje importante de la basura doméstica de una familia con niños pequeños. En concreto, cada bebé usa entre 6.000 y 1.450 pañales en sus primeros tres años de vida (sobre todo en los primeros tres meses). Dicha cifra varía, según la fuente consultada. Así, desde el sector que promueve los pañales reutilizables elevan a casi 6.000 el número, mientras que en Dodot, por ejemplo, hablan de «1.450 al año, es decir, 4.350 en tres años, lo que supondría un gasto aproximado en productos para el bebé de 530 euros al año».
De modo que los pañales que se depositan en la basura convencional acabarán «en la incineradora o en el vertedero y si se tratan en instalaciones mecánico-biológicas junto con la materia orgánica se generaría material bioestabilizado», según los datos facilitados por el Ministerio de Medio Ambiente.
El motivo: en otros países existen plantas de reciclaje de pañales desechables. En España, no. Y eso que «el reciclaje de los pañales es técnicamente viable. El Arnhem (Holanda) y en Toronto (Canadá) ya han desarrollado técnicas de reciclaje para recuperar de forma parcial algunos de los componentes de los pañales usados (pulpa, material superabsorbente y lámina de polietileno)», explican desde Dodot. «Si bien –prosiguen–, no es viable económicamente debido al elevado coste del proceso tecnológico de la recogida selectiva y a que el material recuperado es de menor calidad, sin olvidar que el pañal es un producto higiénico que tiene que ofrecer las máximas garantías de limpieza y rendimiento».
«Sólo en España cada año se tiran 1.600 millones de pañales no reciclables. Los que se incineran generan emisiones de gases tóxicos y en cuanto a los que acaban en vertederos tendrán que pasar entre 200 y 500 años para su descomposición», explica Silvia Flor, gerente de Yobio.
De ahí que los pañales reutilizables esté ganando terreno. Y es que éstos se usan y se «tiran» en la lavadora. Lo que supone un importante ahorro para las familias. «Un pañal reutilizable liso cuesta unos 20 euros y si adquieres el pack de 10, unos 190 euros. Y al tener una única talla, el pañal Pop-In se puede utilizar desde los primeros días de vida hasta que se dejan los pañales». Por esta razón, se pueden reutilizar todas las veces que quieras. Aunque no todo. «En el pañal hay que poner una toallita, que en esta empresa tienen de maíz, que se puede lavar un máximo de dos veces», explica Flor.
En cualquier caso, el ahorro es gigantesco. De hecho, aunque «sólo se sustituyan un par de pañales desechables al día por lavables se puede reducir un tercio la producción de residuos y los gastos», añade.
En Londres, los lavan por usted
En otros países, como en Reino Unido, hay, además, iniciativas para la limpieza de pañales reutilizables. La empresa Real Nappies for London recoge en casa los pañales usados y los lava por usted por un coste de entre 7 y casi 9 euros. En España, la iniciativa más pionera en este sentido se ha desarrollado en Cataluña, «donde se han realizado algunas experiencias municipales de uso de pañales reutilizables en guarderías, por ejemplo, en el municipio de Sant Cugat del Vallés», explican desde el Ministerio de Medio Ambiente.
En resumen, que el empleo de pañales reutilizables resulta esencial para reducir los residuos, aunque gastan agua y detergente en su limpieza. Si bien, también son importantes los pasos que se están dando en los desechables. Por ejemplo, «los de Dodot pesan un 40 por ciento menos que hace 15 años al reducir la cantidad de pulpa en cada pañal y por los materiales absorbentes más evolucionados, con lo que se consumen menos recursos para su elaboración». Y no sólo eso, según Dodot, «por cada árbol que utilizan para hacer la pulpa de madera se planta otro, y utilizan virutas de madera sobrantes de los aserraderos». Ahora bien, este tipo de iniciativas no las hacen todos los productores de pañales de usar y tirar. Y siempre es mejor la primera «R»: reducir.
Criar a un bebé de forma sostenible no acaba con el pañal de tela o biodegradable. En esta etapa, la higiene con productos sin químicos y la ropa elaborada con fibras naturales para evitar problemas de alergias es clave. También existen gel y champú ecológicos, así como leches y potitos bio. Si bien, como dice Dolores Rubio-Turtle, dueña de Bebés Ecológicos y Pasión por Vivir: «Lo que no sea fresco para el bebé, son malas noticias... Por eso, yo no estoy a favor de potitos, ni siquiera ecológicos». Y ya puestos, mejor que la pintura de la habitación sea ecológica, que los juguetes también lo sean y que la cuna se haya fabricado con madera certificada sostenible. Propuestas hay en el mercado, sólo falta dar el primer paso: atreverse a probarlas.
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