Congreso de los Diputados
Zapatero mima al PNV y Rajoy le pide que no canjee votos por trasferencias
La ausencia de Corbacho y los corrillos de socialistas que hablaban de primarias, lo más destacado.
Al presidente del Gobierno le ha cundido el verano. En el PSOE están convencidos de que su decisión de no tomar vacaciones en agosto y dedicarse en a planificar en La Moncloa el nuevo curso no sólo ha sido un acierto, sino que pronto dará sus resultados. Dicho de otro modo: el acuerdo para aprobar los Presupuestos para 2011 está prácticamente cerrado. Así que este año no habrá que aguardar a la víspera del 20 de octubre para saber si las cuentas públicas tendrán el aval de la Cámara Baja. Y es que Zapatero ha tejido en las últimas semanas la complicidad necesaria con Iñigo Urkullu para que el PNV le salve de su primer trance político, tras la huelga general. Las primeras pistas las dio durante su reciente gira asiática al afirmar que su deseo era ampliar la negociación con las nacionalistas más allá de los Presupuestos. Cuando dijo esto, el presidente ya sabía de las condiciones del PNV, que eran, además de la transferencia de las políticas activas de empleo e inversiones en I+D+I, participar en la gestión de toda decisión que tenga que ver con ETA y Batasuna si es que se produce alguna tras los últimos movimientos de la izquierda abertzale y ser los primeros en la lista de posibles aliados cuando se negocie la reforma de las pensiones y la Ley de Economía Sostenible.
«Mucho que decir»
Todo este prólogo es necesario para entender por dónde discurrió ayer la primera sesión de control al Gobierno tras el verano. Porque en ella el presidente pretendió al portavoz del PNV, Josu Erkoreka, cuando éste le preguntó por las líneas generales de los Presupuestos. Zapatero no las desveló, pero sí afirmó que el PNV «tiene mucho que decir» ante ellas. La respuesta fue previa a la pregunta de Mariano Rajoy, que tomó buena nota de la escena entre el presidente y Erkoreka, y le pidió a Zapatero que no hiciera más daño cambiando «votos por transferencias». A partir de ahí se repitió la lucha dialéctica con la que el Parlamento echó el cierre a finales de julio. Tanto que Zapatero acusó a Rajoy de falta de imaginación y propuestas en materia económica y de arrancar el curso igual que cuando se fue de vacaciones: «Señor Rajoy, ha vuelto exactamente igual. Me parece que sus palabras, e incluso alguna de sus frases, son las mismas, exactas de las que formulaba en el debate del estado de la nación» el pasado julio. Así que lo que «no le puedo negar es su coherencia», ironizó.
Todo esto vino a cuento porque el líder del PP le reprobó el «despropósito» de su política económica, le acusó de haber hecho «mucho daño» a los españoles y le recordó que el paro sigue aumentando y la economía retrocediendo mientras Europa empieza la recuperación: «Ha pasado usted de no hacer nada a hacer una cosa; luego la contraria y después, la contraria de la contraria, amén de cambiar de opinión un sinfín de veces». El líder de la oposición tampoco quiso pasar por alto la situación de provisionalidad por la que atraviesa el Gobierno al mencionar que el «ministro de Trabajo ya no está y no sabemos cómo está la de Sanidad». Rajoy no mencionó expresamente el debate interno abierto en el PSOE por las primarias de Madrid, pero sí lo harían más tarde algunos de sus diputados en preguntas a varios ministros. Por lo demás la ausencia de Celestino Corbacho, ya metido de lleno en la precampaña de las elecciones catalanas y los corrillos de socialistas en el patio del Congreso hablando de primarias y de postzapaterismo fue lo más destacado de una jornada, en la que Zapatero dejó claro, a preguntas de Duran Lleida, de que no tiene intención de dar marcha atrás en su decisión de congelar las pensiones en 2011. («por coherencia y en aras de la credibilidad de la economía», dijo).
IU pide paralizar el Congreso para poder ir a la huelga
- El diputado de Izquierda Unida en el Congreso, Gaspar Llamazares, pedirá en la reunión de la Junta de Portavoces del próximo martes que la Cámara Baja suspenda la sesión de control prevista para el próximo 29 de septiembre por coincidir con la celebración de la huelga general que los sindicatos han convocado en contra de la reforma laboral. Según explicó el propio Llamazares a Ep, su intención es que el contenido de esa sesión plenaria se traslade al día anterior y posterior al de la protesta y permitir así la asistencia a la misma a aquellos diputados que quieran secundar el paro. Está misma petición ya la solicitó, sin éxito, el pasado 8 de junio, cuando se convocó la huelga de los funcionarios.
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