Cine

Cine

Venecia pacta con el diablo

El Jurado otorgópor unanimidad otorgó el premio máximo al ruso Sokurov por su revisión del mito de «Fausto», mientras Michael Fassbender, el intérprete del momento, se coronó mejor actor por «Shame» 

Venecia pacta con el diablo
Venecia pacta con el diablolarazon

Ya lo había anticipado Darren Aronofsky, presidente del jurado de esta 68 edición de la Mostra: el ganador sería el filme que le impactara «emocional e intelectualmente». Sólo era cuestión de diez días para despejar la incógnita. Ayer, el veneciano Teatro del Lido acogió a media tarde la entrega de los galardones. No llovía y la temperatura era veraniega. Las cámaras buscaban a directores e intérpretes: ellas lucían de noche, con todo el glamour posible, y ellos mostraban su mejor lado al objetivo, bien con corbata, bien con pajarita. Uno de los rostros más reclamados fue el de Michael Fassbender, que hacía doblete en el Festival por su papel de Jung en la cinta de David Cronenberg y como protagonista indiscutible de «Shame».

Adicto al sexo
Al Jurado le debió impresionar porque le puso en la mano la Copa Volpi por este papel en la cinta dirigida por Steve McQueen (nada que ver con el protagonista de «Bullit», no crean que ha vuelto a la vida), en la que interpreta a un adicto al sexo que, de puertas para adentro, vive en la más absoluta de las soledades y a quien la llegada de su hermana trastocará y pondrá a prueba en un complicado equilibrio de emociones. Se dejó fotografiar con la copa, tomó un largo sorbo de ella y colocó en el blanco de sus agradecimientos al director de «Shame»: «Es mi héroe», dijo de él. Le debió de parecer poco citar solamente un nombre y completó el binomio con Gary Oldman, a quien, dijo, venera desde que tenía doce años, y cuyo papel en la adaptación a la pantalla de «El topo» fue celebrado en la Mostra. Por la mañana, «Shame» ya había sido bendecido con uno de los premios más importantes y prestigiosos, el Fipresci, que otorga la crítica internacional.

Siguiendo casi al pie de la letra el modo de actuar de los jurados venecianos, el palmarés vuelve a estar repartido. Las quinielas no han estado desacertadas: casi todos los que estaban en ellas no se han ido de vacío, aunque quizá uno de los galardones más discutidos haya quedado en suelo nacional. Nos referimos a «Terraferma», la cinta de Emanuele Crialese que dejó en casa en Premio Especial del Jurado de una edición en la que la calidad de las cintas italianas no ha sido demasiado elevada y que con esta distinción compensa la cuota de cine patrio.

Aronofsky se quería dejar emocionar y para ello contaba con un palmarés en el que «Fausto», del realizador ruso Alexander Sokurov, había tomado posiciones y sacaba la cabeza. El director de «Pi» y «Cisne negro» no tuvo más remedio que pactar con el diablo y dejarse seducir por la contundente revisión que el ruso proyectó en Venecia del mito de Goethe. Para él, para Sokurov, fue el León de Oro, muy aplaudido en el patio de butacas. No se desdibujó la sonrisa de su rostro desde su llegada al Lido, escoltado por los actores del filme (algo, seguro, que barruntaba).

Largo camino
«Para poder llegar hasta aquí he tenido que recorrer un camino largo. Mi alegría es inmensa; sin embargo, he escuchado que en mi país desafortunadamente han decretado un día de luto por una catástrofe», comentó el cineasta al recoger el premio, y añadió: «Estoy feliz de vivir en el cine y en Europa», y se refirió a quienes han contribuido a financiar este «Fausto» ganador, «pues hacer un cine de profundidad, de autor resulta cada vez más complicado». Este espaldarazo en Cannes coloca al cineasta ruso como uno de los nombres a tener en cuenta dentro del cine europeo.

Una de las distinciones más celebradas fue para el mejor director, Shangjun Cai, autor de «People Mountain, People Sea», filme chino sorpresa en esta edición y cuya proyección estuvo salpicada por todo tipo de contratiempos (muchos se preguntarán aún si fueron intencionados), como un desalojo de la sala de proyección por una alarma de incendio. Aún así se hizo, y contra todo pronóstico, con un lugar destacado y se llevó la estatuilla a casa (a las autoridades chinas seguramente no les hará ninguna gracia que figure en el palmarés, ya que pone al descubierto la realidad de los bajos fondos de la ciudad). Se rumoréo que el motivo de que fuera esta la cinta sorpresa era precisamente para que desde el Gobierno chino no tuvieran capacidad de reacción para dejarla fuera del certamen. El director, cuando recogió el premio, quiso dar gracias a la vida «porque es ella la que nos enseña y la que nos da la vida». Buen cine y grandes directores para una Mostra de altura.