Barajas

El asesino de «Pagaza» se autolesionó para evitar que lo retuviera la Ertzaintza

Los etarras persiguen que los agentes de las Fuerzas de Seguridad que los detienen sean acusados de malos tratos.

La Policía Autonómica vasca detuvo al presunto asesino de «Pagaza» y lo llevó a registrar un domicilio en la localidad en la que vivía
La Policía Autonómica vasca detuvo al presunto asesino de «Pagaza» y lo llevó a registrar un domicilio en la localidad en la que vivíalarazon

MADRID-Gurutz Aguirresarobe, el presunto etarra imputado por el asesinato del jefe de la Policía Local de Andoain, Joseba Pagazaurtundua, se autolesionó en varias ocasiones tras ser detenido por la Ertzaintza, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas.
El objetivo que perseguía era el de quedar ingresado en el hospital durante el tiempo que durara el periodo de incomunicación, hasta ser conducido ante el juez de la Audiencia Nacional, según las citadas fuentes.

Lo ocurrido con uno de los integrantes del «comando Elurra» (atentado contra la T-4 de Barajas) que, tras ser arrestado por la Guardia Civil, fue hospitalizado y evitó así que se le pudiera tomar declaración, se ha convertido en una referencia para los miembros de la banda. Varios agentes están imputados por supuestos malos tratos y serán juzgados en San Sebastián. Sin embargo, en la sentencia de la Audiencia Nacional en la que se condenaba a los integrantes de la célula se subrayaba que las lesiones eran compatibles con las que se pueden producir en una detención.

Gurutz Aguirresarobe se golpeó en varias ocasiones en la cabeza y se introdujo en los oídos trozos de una esterilla que había en el suelo de uno de los lugares en los que permaneció arrestado. Tuvo que ser trasladado a un centro sanitario, donde fue atendido.

La finalidad que persiguen los miembros de ETA con este tipo de actuaciones es la de acusar a los miembros de las Fuerzas de Seguridad de malos tratos, además de evitar la estancia en dependencias policiales.

La estrategia parte de una consigna que los cabecillas de la banda han dado a los pistoleros. El presunto etarra Ibai Beobide, al que sus jefes habían encargado reorganizar el «comando Donosti», lo dejó claro ante los agentes de la Guardia Civil que acababan de detenerle, en febrero de este año: «Os quiero mandar a la cárcel. Me voy a romper la cabeza cuando pueda con cualquier esquina para conseguirlo», exclamó.
 
En este caso, el engaño no resultó, ya que en su afán de obedecer las consignas, no sólo se golpeó en la cabeza en el momento del arresto, sino que repitió la actuación en el centro al que fue conducido para que le curaran. Beobide no calculó bien su acción, ya que el personal sanitario lo vio todo.

Las fuentes consultadas subrayan que no se puede hablar de actuaciones espontáneas sino que responden a un plan premeditado para presentar a los agentes antiterroristas ante la sociedad, en especial la vasca, como torturadores. En este sentido, la Ertzaintza se ha convertido en un objetivo prioritario por su mayor implicación en la lucha contra la banda criminal.

Gurutz Aguirresarobe fue detenido después de contrastar que su ADN coincidía con el que dejó el autor del crimen del polícia de Andoain en una taza de café en un bar de la localidad.


La AVT tacha de «fallo garrafal» liberar a Ezquerra
De «fallo garrafal» califica la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) la decisión de la Audiencia Nacional de liberar bajo fianza de 30.000 euros a Aitziber Ezquerra, ex novia del presunto asesino de Joseba Pagazaurtundua e imputada por cooperación necesaria en este crimen. Según su presidenta, Ángeles Pedraza, «podemos encontrarnos con el caso de De Juana, que se escape y no vuelva». Además, manifestó, que si Ezquerra fue realmente cómplice necesaria del asesinato de Pagazaurtundua a manos del presunto terrorista Gurutz Aguirresarobe, detenido como ella, dejarla en libertad ha sido un «fallo garrafal». «Desde luego, si ha tenido algo que ver, si ha ayudado a que esto se perpetrara, no estoy de acuerdo con que tenga esa libertad ni con 30.000 euros ni con 100.000. Hay cosas en la Justicia que no podemos comprender», sentenció.